El Opus Dei no ama a los lefebvrianos
Es la oposición que no te esperas. Dices: "lefebvrianos" y en el mundo progesista se desata una revuelta. El pequeño grupo, ultra-tradicionalista, cismáticos desde los años ochenta, en conversaciones con la Santa Sede para volver a la plena comunión con la Iglesia Católica, es la pesadilla de todo sincero integrante de la galaxia católica conciliar, desde el liberal hasta el católico-comunista, desde las comunidades de base de América Latina hasta los obispos del norte de Europa. En estos días, sin embargo, se reveló la molestia que alimenta para con los herederos de Monseñor Marcel Lefebvre otro protagonista eclesial: el Opus Dei. Ubicada, dicho con cierto simplismo, en la derecha del arco eclesial, la prelatura personal fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer, en contraste con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X -este es el nombre oficial de los lefebvrianos- siempre ha apoyado al Concilio Vaticano II. Con una lectura ciertamente distinta de la hecha, por ejemplo, por los dosettianos de la escuela de Bolonia, la Obra ha recibido con satisfacción la idea del aggiornamento promovida por Juan XXIII y Pablo VI. Y ahora que nos acercamos a la conclusión de las largas tratativas entre Roma y Ecône, el Opus advierte sobre el peligro de que, haciendo entrar a los lefebvrianos, la Iglesia traicione el legado del Concilio Vaticano II.
Ninguna declaración oficial, claro está, no es su estilo. Pero en los últimos días desde el Opus se ha disparado un “fuego de barrera” hacia los lefebvrianos por medio de iniciativas, declaraciones, puntualizaciones de parte de sus representantes, o por lo menos, de personas que se consideran cercanas a la Obra.
El primero, y más explícito, fue Monseñor Fernando Ocáriz, Vicario General del Opus Dei, miembro de la delegación que ha conducido de parte del Papa las conversaciones doctrinales con el superior lefebvriano Monseñor Bernard Fellay y sus hombres. A principios de diciembre, cuando los tradicionalistas han subido la apuesta para llegar a un acuerdo con una serie de declaraciones y filtraciones de noticias, Ocáriz ha publicado en L´Osservatore Romano una extensa nota titulada, sintomáticamente, Sobre la adhesión al Concilio Vaticano II.
Es en los últimos días, sin embargo, que el mensaje se ha vuelto más explícito. Primero, el ateneo romano del Opus Dei, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, ha organizado una conferencia sobre el Concilio VaticanoII leída por el Catholic News Service y el NationalCatholic Reporter como un rechazo cortés, pero sonoro, de la reincorporación de los lefebvrianos. Si se ha sugerido que para los herederos de Lefebvre la Santa Sede crearía una prelatura personal -como es el Opus Dei- luego, el portavoz italiano de la Obra, Bruno Mastroianni, sin expresar juicios críticos acerca de los lefebvrianos, ha publicado una precisión sobre el significado exacto de las prelaturas personales.
Por último, en una entrevista con Radio Vaticano, el cardenal Mauro Piacenza, cercano al Opus Dei, ha dicho que "debe decirse basta a la traición al Concilio Vaticano II y abrir la puerta a la obediencia a los textos del Concilio Vaticano II", cuyas palabras son "para leerse de rodillas". Quien no quiere arrodillarse - es el mensaje - puede permanecer en la puerta.
APARECIDO EN: InfoCaótica
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