martes, 22 de abril de 2014

Putin es de otro mundo. Yo, también. ¿Y usted?


por José Javier Esparza

Occidente vive tan tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano” que no puede entender que otros no quieran pasar por aquí. 

Putin es de otro mundo. Lo dice Obama. Florentino Portero, fina inteligencia (ojalá hubiera cien como él en la “mediocracia” española), recordaba el otro día de dónde viene la ocurrencia: la dijo Angela Merkel después de una charla con el premier ruso, y Obama, que sólo tiene talento para la publicidad, se apropió de la fórmula para repetirla aquí y allá: “Putin es de otro mundo”. Bien, es verdad: Putin es de otro mundo, Rusia quiere mayoritariamente ser otro mundo, y ahí se encierra la clave de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor.
Veamos: nosotros, occidentales ricos y bien nutridos –aunque últimamente a dieta forzosa-, hedonistas y abortistas, posmodernos y post-cristianos, hemos creado un mundo al que unilateralmente hemos proclamado como el mejor de los posibles. Es el mundo que ganó la segunda guerra mundial, que se hinchó de riqueza en los tres decenios siguientes, que hizo después la “revolución moral” del nihilismo progre (lo del 68 y todo eso) y que al final ganó la “guerra fría” contra el comunismo. Ese mundo anunció el “fin de la Historia” y el advenimiento de la “globalización” como un sueño largamente esperado, como la meta final de un arduo camino hacia la modernidad plena. Y tan contentos estamos con nuestro invento que pretendemos que todos los pueblos de la Tierra abracen este modelo como instrumento de redención. Hay, en efecto, una matriz de pensamiento progresista que hoy funciona como una especie de ideología mundial y que aspira a unificar a todos los pueblos de la Tierra conforme a un mismo patrón. Esa ideología-mundo se predica lo mismo desde la ONU que desde los grandes medios de comunicación, lo mismo desde Bruselas que desde Washington, lo mismo desde Hollywood que desde la telerrosa. Se acabaron los pueblos, se acabaron las naciones, se acabaron las singularidades culturales, se acabaron incluso las diferencias entre sexos. Todos somos “un solo mundo”.
El problema es que ese modelo, ese mundo, es únicamente nuestro: es el modelo de un Occidente que ha sacrificado todas sus raíces en el altar de una civilización enteramente materialista y sin otro futuro que la gestión del propio suicidio. Quizás en otro tiempo pudimos ver aquí una promesa de futuro. Lo que en realidad hemos tenido es un planeta unificado bajo el imperio del dinero, lo cual incluye el nihilismo moral generalizado, pero ya hemos perdida de vista los grandes principios, de manera que una parte importante de la sociedad occidental entiende que esto es la libertad. Ahora bien, fuera de aquí –por ejemplo, en Rusia- no tienen por qué pensar lo mismo. Rusia –lo recordaba hace poco Luis Fraga- está al margen de ese “gazpacho posmoderno y post cristiano” que es hoy Occidente. Y por tanto, su mundo es otro. Otro mundo.
Occidente vive tan ensoberbecido, tan ciego en su “gazpacho posmoderno y post cristiano”, que no es capaz de ver más allá de sus prejuicios y no puede entender que otros no quieran pasar por aquí. Y sin embargo, la realidad es exactamente esa: Occidente decepciona. Un ex embajador americano en Moscú, John Matlock, recordaba recientemente que en 1990 el 80% de los rusos era pro-americano, pero hoy las cifras se han dado la vuelta hasta el punto de que Putin goza de una popularidad que supera el 70%. ¿Por qué semejante cambio? Sencillamente porque Occidente, a sus ojos, no es otra cosa que un mundo decadente y enfermo, el “fin de la Historia” sólo es la coartada de una superpotencia hegemónica que no sabe adónde va y la “globalización” no es más que la consagración de un poder económico sin rostro ni nombre. 
Putin es de otro mundo, sí. Del suyo. Como la gran mayoría de los rusos. E igualmente son de otro mundo los chinos, que buscan su propio destino, o los musulmanes. El cosmopolitismo occidental creía haber obrado la unidad del mundo. Pero, como decía Milan Kundera, “la unidad del mundo sólo significa que nadie puede escapar a ninguna parte”. ¿Quién puede legítimamente reprochar a nadie que intente escapar a este futuro siniestro de sociedades envejecidas y rotas, sin familias, sin apenas hijos, sin Dios, sin raíces, sin más libertad que la que nos permite el desorden establecido, bajo la tiranía neutra de unos poderes financieros y mediáticos que ya ni siquiera se molestan en disimular su prepotencia?
Putin es de otro mundo. Vale. Pero es que yo también quiero ser de otro mundo. ¿Y usted?

TOMADO DE: La Gaceta



Juan Pablo II y la (tristemente célebre) reunión de Asís

Publicamos a continuación el capítulo III de la Parte Segunda del libro "Pedro ¿me amas?" de Daniel Le Roux, en el cual se evalúa críticamente el pontificado de Juan Pablo II. En esta parte se analiza la (tristemente) célebre Reunión de Asís, promovida por el papa Wojtyla. El capítulo completo ha sido tomado de Tradición Digital, que lo publico en cuatro partes, pero nosotros lo unificamos en una sola entrada.  


Pedro ¿me amas? La reunión de Asís

SEGUNDA PARTE

Juan Pablo II y el orden sobrenatural

CAPÍTULO III

El panteón de Asís

La reunión de Asís

El 27 de octubre de 1986, aproximadamente 130 responsables religiosos, pertenecientes a comunidades cristianas y a grandes religiones no cristianas, fueron los huéspedes de Juan PabloII en Asís.
El sentido y el fin de este encuentro, lo explica el Papa en la alocución pronunciada a la entrada de la basílica de Santa María de los Ángeles:
“… El hecho de que hayamos venido aquí, no implica ninguna intención de buscar unconsenso religioso… Tampoco es una concesión al relativismo en materia de creencias religiosas, pues todo ser humano debe seguir honesta­mente su recta conciencia con laintención de buscar la verdad y seguirla…
Las Iglesiaslas comunidades eclesiales y las Religiones del mundo mues­tran quedesean profundamente el bien de la humanidad... Al fin de la jornada, intentaré expresar lo que esta celebración única haya hecho sentir a mi corazón como creyente en Jesucristo servidor de la Iglesia católica” (Documenta­tion Catholique, 7 de diciembre de 1986, pág. 1070).
Como “creyente en Jesucristo”: es la única vez en la que el Papa habla de Nuestro Señor en esta alocución.
Sin embargo, el más vergonzoso de los sacrilegios de Asís fue sin duda el cometido en el interior de la Iglesia de San Pedro. El Dalai Lama y sus discípulos están alrededor del altar, sobre el tabernáculo han colocado la estatua de Buda.
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Asis, 1986. Para no “offender” a las falsas religions, que se habían reunido en Asís para la oración por la Paz, Juan Pablo II impidió la entrada de la estatua de Nuestra Señora de Fátima en la Basílica, pero, al mismo tiempo, ¡permitió colocar una estatua de Buda sobre el altar, (…) justo encima del Tabernáculo conteniendo a Nuestro Señor Jesucristo!.
Juan Pablo II terminó esta jornada de oración con un discurso claramente humanista:
“Después de la última oración cristiana... profeso mi convicción, comparti­da por todos los cristianos, de que en Jesucristo, el Salvador de todosse puede encontrar la paz…Repito aquí humildemente mi propia convicción: la paz lleva el nombre de Jesucristo. ” (Documentation Catholique, 7 de diciembre de 1986, pag. 1080).
Evoca aquí el papa la convicción cristiana (la de los católicos, ortodoxos y protestantes) y la suya personal, pero no nos dice que la Iglesia católica es la única que puede aportar la paz, porque Ella sola es la verdadera religión. Ade­más añade:
“..Sí, todos consideramos la conciencia y la obediencia a la conciencia como elemento esencial en el camino hacia un mundo mejor y en paz.”(Ibídem).
Oración musulmana en Asís
Oración musulmana en Asís
Según esto, la creencia en Jesucristo no es necesaria para obtener la paz, basta la obediencia de cada uno a su conciencia.
En la reunión de Asís el Hijo único de Dios tenía su puesto junto a Buda, al Gran Espíritu, al Señor Shanti, etc… junto a los demonios de que habla el salmista. A esto conduce el silencio del Papa sobre el verdadero Dios.
Porque no se trata de creer en Dios de cualquier manera, sino de creer en Dios tal y como es.
El papel del Papa en esta reunión ha estado limitado al de anfitrión, despo­jado de todo signo distintivo de Primado. Subrayamos además que no ha habi­do una “oración propiamente católica”, sino “cristiana”. Asís ha “normalizado” la oración entre católicos, ortodoxos y protestantes para el provecho de un pancristianismo desastroso para la fe.
Finalmente, Juan pablo II ha ignorado públicamente la misión salvadora de la Iglesia. Al no afirmar la incompatibilidad de la Iglesia con el error, la Iglesia no es sino una de las mil formas de religión del mundo. De acuerdo con los hechos así es como se presenta la posición del Papa.
Ya en su primera encíclica “catechesi Tradendae” reafirma la declaración conciliar “UnitatisRedintegratio” cuando dice:
“Es extremadamente importante hacer una presentación correcta y leal de las otras Iglesias, de las que el Espíritu de Cristo no rechaza servirse como medios de salvación.”
Las religiones naturalistas africanas y su oración en Asís
Las religiones naturalistas africanas y su oración en Asís
Este error ha sido condenado siempre por la Iglesia, desde San Agustín hasta Pío XII.
Fue una vergüenza para gran número de católicos que los protestantes denunciaran públicamente este nuevo panteón de religiones:
En tal comunión de oraciones interreligiosas, vemos una infracción al pri­mer mandamiento y a la profesión de fe católica, que puede conducir además a borrar las fronteras entre la fe verdadera y la falsa… (Dr. Peter Bayerhaus, boletín Diakrisis n.02 de mayo de 1986).
“Todos rezarán en el mismo momento… éste es el equívoco erigido en principio de acción. Ello solo puede suscitar, en la gran masa de cristianos, el sentimiento de que su fe es sólo la primera de las creencias y no la única verdadera… “
“… los cristianos tienen que librar un combate y este combate se libra tanto con la razón, como con el corazón.” (Olivier Delacrétaz, Diario “La Na­ción”, 11 de noviembre de 1986).
La tarde del 27 de octubre, en Asís, con ramas de olivo ofrecidas por jóvenes. De izquierda a derecha: el arzobispo anglicano Runcie, el arzobispo ortodoxo Methodios, el Papa y el Dalai-Lama
La tarde del 27 de octubre, en Asís, con ramas de olivo ofrecidas por jóvenes. De izquierda a derecha: el arzobispo anglicano Runcie, el arzobispo ortodoxo Methodios, el Papa y el Dalai-Lama

 La dinámica de Asís

La reunión de Asís marca un verdadero giro en el pontificado y crea una dinámica que había que vigilar.
En abril de 1987, Juan Pablo II es invitado a un encuentro interreligioso previsto para el 3 y el 4 de agosto, en la montaña sagrada de Kyoto, en el Japón. Este encuentro está organizado por budistas, musulmanes, judíos, sin­toístas y la Iglesia católica del Japón.
Acude a esta reunión el cardenal Arinze, porque el Papa no puede asistir, pero se asocia a ésta la jornada mundial de oración por la paz.
El comunicado final dirigido a tres mil millones de creyentes convoca a “cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, sintoístas, judíos, a los otros cre­yentes y a todos los hombres de buena voluntad a convertir su corazón y a renunciar incluso a la idea de enemigo.” (Ouest France, 5 de agosto de 1987).
La oración de los indios
La oración de los indios
El primer aniversario de Asís se conmemora con un encuentro en Roma, en Santa María del Trastevere. Los representantes de todas las religiones se reúnen para rezar juntos por la paz. Esta vez en el corazón del mundo católico, en Roma.
¿Qué significa Asís? Significa el triunfo de la libertad de conciencia, del indiferentismo y del naturalismo, la victoria del hombre por el hombre, el triunfo del ideal masónico y, a la vez, un descrédito contundente del Magisterio Pontificio anterior que condenó Asís, antes de Asís.
Los masones así lo reconocen, cuando se expresan de esta forma:
“Nuestro interconfesionalismo nos ha valido la excomunión recibida en 1738 por parte de Clemente XI. Pero la Iglesia estaba ciertamente en el error; sí, es verdad que el 27 de octubre de 1986, el actual Pontífice, ha reunido en Asís a hombres de todas las confesiones religiosas para rezar juntos por la paz. ¿Y, qué otra cosa buscaban nuestros Hermanos, cuando se reunían en sus templos, sino el amor entre los hombres, la tolerancia, la solidaridad, la defen­sa de la dignidad de la persona humana, considerándose iguales y por encima de los credos políticos, de los credos religiosos y del color de la piel?”
Jefe indio invocando al Gran Espíritu ante Juan Pablo II (Canadá, septiembre 1984)
Jefe indio invocando al Gran Espíritu ante Juan Pablo II (Canadá, septiembre 1984)
Este es el Exultet masónico del discurso final del Gran Maestre Armando Corona en la Gran Logia del Equinoccio de Primavera. El periódico SI SI NO NO, de enero de 1988, nos lo refiere y comenta que con este discurso, la masonería reconoce tres cosas:
1.- La negación por la actual jerarquía de la doctrina y de la práctica de la Iglesia.
2.- El indiferentismo religioso implícito en las iniciativas interconfesionales.
3.- El rebajamiento de la Iglesia a nivel de las asociaciones naturalistas y humanitarias.
Ya durante el Concilio el masón Marsaudon reconocía que para los masones:
 “…católicos, ortodoxos, protestantes, israelitas, musulmanes, hinduistas, budistas, librepensadores,… no son para nosotros sino un nombre de pila; el apellido, (el nombre de familia), es Masones”. (Yves Marsaudon “L’oecumé­nisme vu par un franc-macon de tradition” Vitiano-París, pág.126).
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París, 1º de junio de 1980. En la sede de la UNESCO, frente a 13 laureados Nobeles, Juan Pablo II sorprendió a los franceses alabando el lema masónico de la Revolución Francesa:«“Libertad, Igualdad, Fraternidad”: es un concepto profundamente cristiano”».
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Damasco, 6 de mayo de 2001. ¡Por primera vez un Papa ingresó a una mezquita! Juan Pablo II tiene a su derecha al Gran Mutfi, Shick Ahmad Kuftaro, durante su histórica visita a Omayya, donde es custodiada la tumba de San Juan Bautista.
 Conclusión de la segunda parte

En la cita de San Agustín que figura en la introducción de la primera parte de este estudio, el obispo de Hipona denuncia, tanto a los que ofenden al Padre porque van a los ídolos, como los que ofenden a la Madre, que es la Iglesia, porque son herejes y rechazan la doctrina de Cristo.
Como hemos visto el “Papa de la transformación” es el artífice de una nueva doctrina humanista en una nueva Iglesia salida del Vaticano II. Por ello, ha ofendido a la Madre. Pero al término de este recorrido ecuménico, hay que afirmar que el Papa ha ultrajado también al Padre.
Besacoran
Juan Pablo II besa el Coran
San Cipriano, obispo de Cartago en el siglo III, escribía:
“Quienquiera que se separe de la Iglesia para unirse a una esposa adúlte­ra, abdica también de las promesas hechas a la Iglesia. Quienquiera que aban­done la Iglesia de Cristo, no alcanzará las recompensas de Cristo… Quienquiera que no guarde esta unidad, no guarda la ley de Dios, ni guarda la Fe del Padre y del Hijo, no cuida su vida, ni atiende a su salvación.” (De cath. Eccl. Unít. N. 6. CV, 3, 1, 214; PL. 4, 503.)
¡Cuánto hubiéramos deseado que el Papa, por el honor de la Iglesia y la salvación de las almas, prosiguiese públicamente la enseñanza de estos obis­pos! En su lugar, nos ha dado el triste espectáculo del “panteón de Asís” y su participación en prácticas paganas y sacrílegas. Los apóstoles obedecieron el mandato de su amado Maestro “Id y enseñad a todas las naciones,bautizán­dolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado… ” (San Mateo, 28, 19-20).
San Pablo escribía a los romanos (10, 14-17):
“Mas, ¿cómo le han de invocar, si no creen en Él? ¿cómo creerán en Él, si de Él nada han oído hablar? ¿Y cómo oirán hablar de Él sí no se les predica? ¿Y cómo habrá predicadores si nadie los envía? Según aquello que está escrito:… Así que la fe proviene del oír, y el oír depende de la predicación de la palabra de Dios.”
Ahora bien, predicar la palabra de Dios, es predicar a Jesucristo. Es el ideal misionero de todos los apóstoles del verdadero Dios.
San Ignacio, obispo de Antioquía, preguntaba:
¿… Por qué morir locamente, desconociendo el don que el Señor, en verdad, nos ha enviado? (Carta a los Efesios. XVII. 2)
Todos los que eran fieles discípulos de Jesucristo sabían que las falsas religiones no eran sino instrumentos del demonio para engañar a las almas y apartarlas de la salvación.
Cuando San Policarpo iba a ser quemado vivo hizo exclamar a los paga­nos:
“He aquí el doctor de Asta, el Padre de los cristianos, el destructor de nuestros dioses …(Sources Chrétiennes, nº 10, pág. 173).
Pío XI, en su encíclica Mortalium Animos recuerda estas mismas ense­ñanzas:
Se trata de defender la verdad revelada… si Nuestro Redentor ha de­clarado claramente que su Evangelio no está destinado solamente a los tiem­pos apostólicos, sino a todas las edades, ¿acaso el objeto de la fe ha podi­do, en el curso del tiempo, volverse tan obscuro o tan incierto que haga falta tolerar hoy hasta las opiniones contrarias? Si esto fuese verdad, ha­bría que decir que la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, que la presencia perpetua de este mismo Espíritu en la Iglesia y que la misma predicación de Jesucristo, han perdido desde hace varios siglos su eficacia y toda su utilidad, afirmación que sería una blasfemia.”
La Iglesia no cambia y la doctrina de los Apóstoles no ha caído en desuso, pero el Pontífice Supremo y los hombres de la Iglesia, en lugar de predicar a Cristo crucificado, frente a los no católicos, silencian su fe, con la vana espe­ranza de edificar una paz sin la Cruz, un orden sin la Redención.
Si el Papa alaba a los Lubac, los Küng, los Rahner y los Maritain, es porque comparte sus errores naturalistas. Y el naturalismo es el olvido del pecado original; este es el gran error, querer ocultar esta muerte del alma. Por desgracia para la Iglesia y los fieles, los nuevos Pastores han decidido que las heridas del alma ya no existen y que ya no hay que hablar de errores ni de enemigos. Si ya no hay enfermos, entonces no hace falta médico y Jesucristo se hace potestativo.
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Roma, 11 de diciembre de 1983, Juan Pablo II visitó la Iglesia Luterana. Esta es la primera vez en la historia que un Papa reza con una comunidad luterana.
Juan Pablo II mismo, afirma que basta con ser fiel a su conciencia para salvarse. Esto es falso. Sin Jesucristo, sin la Redención, sin la Cruz, seguiremos esclavos del pecado, incapaces de volver a encontrar el orden original y la amistad con Dios. El hombre moderno intenta borrar el orden sobrenatural con un espíritu de independencia ciega que, en el curso de la historia, ha tomado los nombres de humanismo, de liberalismo, o de modernismo.
Los mismos protestantes han denunciado el abandono, por parte de los católicos, del mensaje sobrenatural de la Revelación:
“Asistimos a una inversión radical de las preocupaciones de la Iglesia. La proclamación del Evangelio, la conversión de los incrédulos, la salvación de las almas han cedido el primer puesto a la preocupación de salvar el mundo te­rrestre del apocalipsis atómico. La Iglesia puede ayudar a los hombres en sus esfuerzos para limitar los efectos del mal en la sociedad, pero no puede ir más lejos; ni pretender realizar la salvación del mundo, sobre todo por medio de una especie de pacto establecido entre religiones que se contradicen en lo esen­cial. No tiene el derecho de sacrificar a esta meta inalcanzable su primera misión, que es la de anunciar al mundo el mensaje sobrenatural de la Reve­lación.” (Olivier Delacrétaz, diario ”La Nation”, 11 de octubre de 1986).
Las consecuencias del abandono del mensaje de la Revelación y de Cristo Redentor son cada vez más dolorosas. Leamos las respuestas de los católicos franceses aparecidas en el “Figaro Magazine” del 19 de diciembre de 1987.
Para conservar la fe hay que disociarse del error siguiendo el consejo de San Pablo:
“¿Qué hay de común entre la luz y las tinieblas?… ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel? ¿Qué relación hay entre el templo de Dios y los ídolos?.” (11 Cor. 6, 14-16)
Debemos creer en el poder de Jesucristo, en su Cruz, en su Resurrección, debemos afirmar que
“sólo la Iglesia católica es la que conserva el verdadero culto. Es la fuente de verdad, la casa de la fe, el templo de Dios; si no se entra en Ella o si se sale de Ella, nos privamos de toda esperanza de vida y de salvac1ón.” (Lactancia ‘Divin. lnstit’. 4, 30, 11 -12, PL 6, 542).
En fin, debemos ser misioneros y librar el combate de la fe.
Refiriéndose a San Pedro y a San Pablo, el Papa San León el Grande exclamaba:
”Ahí están, ¡oh Roma! los dos héroes que han hecho que resplandeciese ante tus ojos el Evangelio de Cristo y gracias a ellos,  tú, que eras maestra del error, te has convertido en discípula de la verdad… Ella (la Roma pagana) era esclava de todos los errores y, porque no rechazaba ninguno, creía poder atribuirse muchas religiones. ” (Lecciones del nocturno de los maitines del 29 de junio)
Pero hoy, Roma se adhiere otra vez al error y los temores de Pío IX tienden a realizarse:
“Esta querida Roma, teñida con la sangre de tantos márti­res… Esta querida Roma, en fin, centro sagrado de la verdad, querrían que se volviese otra vez el centro de todos los errores.” (Alocución del 27 de noviem­bre de 1871).
El Papa en su v1sita a la Iglesia luterana de Roma. 11 de diciembre de 1983.
El Papa en su v1sita a la Iglesia luterana de Roma. 11 de diciembre de 1983.
Hay que ser más misionero que nunca. La gracia de Cristo es tan podero­sa como en el pasado, pero a los obreros les falta fe y valor. No nos dejemos engañar:
“Hoy, en general, son los falsos dioses los que parecen jóvenes y la Iglesia la que parece vieja. Pero. ¡Manteneos firmes y no os dejéis engañar! Incluso si… ciertos errores pueden ejercer sobre la humanidad una larga y profunda in­fluencia, siguen sin embargo la ley de la historia que, después de la ascensión y el apogeo, lleva al declive y la caída.” (Pío XII, discurso del 9 de abril de 1953)-
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Juan Pablo II en el “Muro de los Lamentos”, coloca en una grieta una hoja de papel con un pedido de perdón por las culpas de la Iglesia en el pasado contra los judíos.

TOMADO DE: Tradición Digital

22 de abril: Aniversario de la heroica Operación Chavín de Huantar

El 22 de abril de 1997 se llevó a cabo la heroica Operación Chavín de Huántar, con la cual se rescató a los rehenes secuestrados por los terroristas del MRTA en la residencia del embajador de Japón. Debemos sentirnos orgullosos de nuestros valerosos comandos, de todos ellos, porque, por más que las hordas izmierdistas nos quieran vender la mentira, ellos son y siempre serán HEROES. Sobre todo, recordemos y estemos orgullosos de nuestros mártires, el comandante Juan Valer Sandoval y el capitán Raúl Jiménez Chávez. Por ellos y en su recuerdo es de justicia que les hayamos dedicado hoy nuestras oraciones.
Pero, lamentablemente, también deberíamos sentir vergüenza de que en nuestros país, en vez de honrar a nuestros héroes, se les persiga judicialmente; porque eso son en verdad ellos hoy en día, víctimas de una persecución judicial llevada a cabo por obra y gracia de aquellos infames oenegeros, autotitulados "defensores de los derechos humanos" -pero que en realidad no son sino los defensores de los terroristas y enemigos del Perú-, y de sus aliados internacionales: la Comisión y la Corte Interamericana de Desechos Humanos. Pero, no importa, sabemos que la Verdad siempre prevalece.
¡Muerte al socialismo y al comunismo terrorista, y  a sus aliados!
¡Viva el mártir Raúl Jiménez Chávez!
¡Viva el mártir Juan Valer Sandoval!
¡Vivan los heroicos comandos Chavín de Huántar!







viernes, 18 de abril de 2014

¿Cómo legalizar cualquier fenómeno, desde la eutanasia hasta el canibalismo?






En la actual sociedad de la tolerancia, que no tiene ideales fijos y, como resultado, tampoco una clara división entre el bien y el mal, existe una técnica que permite cambiar la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables.

Esta técnica, llamada 'la ventana Overton' y que consiste en una secuencia concreta de acciones con el fin de conseguir el resultado deseado, "puede ser más eficaz que la carga nuclear como arma para destruir comunidades humanas", opina el columnista Evgueni Gorzhaltsán. 
 
En su artículo en el portal Adme, pone el ejemplo radical de cómo convertir en aceptable la idea de legalizar el canibalismo paso a paso, desde la fase en que se considera una acción repugnante e impensable, completamente ajena a la moral pública, hasta convertirse en una realidad aceptada por la conciencia de masas y la ley. Eso no se consigue mediante un lavado de cerebro directo, sino en técnicas más sofisticadas que son efectivas gracias a su aplicación coherente y sistemática sin que la sociedad se dé cuenta del proceso, cree Gorzhaltsán. 


Primera etapa: de lo impensable a lo radical

Obviamente, actualmente la cuestión de la legalización del canibalismo se encuentra en el nivel más bajo de aceptación en la 'ventana de posibilidades' de Overton, ya que la sociedad lo considera como un fenómeno absurdo e impensable, un tabú. 

Para cambiar esa percepción, se puede, amparándose en la libertad de expresión, trasladar la cuestión a la esfera científica, pues para los científicos normalmente no hay temas tabú. Por lo tanto, es posible celebrar, por ejemplo, un simposio etnológico sobre rituales exóticos de las tribus de la Polinesia y discutir la historia del tema de estudio y obtener declaraciones autorizadas sobre el canibalismo, garantizando así la transición de la actitud negativa e intransigente de la sociedad a una actitud más positiva. 

Simultáneamente, hay que crear algún grupo radical de caníbales, aunque exista solo en Internet, que seguramente será advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Como resultado de la primera etapa de Overton, el tabú desaparece y el tema inaceptable empieza a discutirse. 


Segunda etapa: de lo radical a lo aceptable  

En esta etapa, hay que seguir citando a los científicos, argumentando que uno no puede blindarse a tener conocimientos sobre el canibalismo, ya que si alguna persona se niega a hablar de ello será considerado un hipócrita intolerante.  

Al condenar la intolerancia, también es necesario crear un eufemismo para el propio fenómeno para disociar la esencia de la cuestión de su denominación, separar la palabra de su significado. Así, el canibalismo se convierte en 'antropofagia', y posteriormente en 'antropofilia'.  

Paralelamente, se puede crear un precedente de referencia, histórico, mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo más importante es que sea legitimado, para que pueda ser utilizado como prueba de que la antropofilia en principio puede ser legalizada.   

Tercera etapa: de lo aceptable a lo sensato 

Para esa etapa, es importante promover ideas como las siguientes: "el deseo de comer personas está genéticamente justificado", "a veces una persona tiene que recurrir a eso, si se dan circunstancias apremiantes" o "un hombre libre tiene el derecho de decidir qué come".  

Los adversarios reales a esos conceptos, es decir, la gente de a pie que no quiere ser indiferente al problema, intencionadamente se convierten para la opinión pública en enemigos radicales cuyo papel es representar la imagen de psicópatas enloquecidos, oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales, junto con otros representantes de las minorías. 
 
Expertos y periodistas en esta etapa demuestran que durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían unas a otras, y que eso era normal.   


Cuarta etapa: de lo sensato a lo popular

Los medios de comunicación, con la ayuda de personas conocidas y políticos, ya hablan abiertamente de la antropofilia. Este fenómeno empieza a aparecer en películas, letras de canciones populares y videos. En esta etapa, comienza a funcionar también la técnica que supone la promoción de las referencias a las personajes históricos destacados que practicaban la antropofilia. 

Para justificar a los partidarios de la legalización del fenómeno se puede recurrir a la humanización de los criminales mediante la creación de una imagen positiva de ellos diciendo, por ejemplo, que ellos son las víctimas, ya que la vida las obligó a practicar la antropofilia.  


Quinta etapa: de lo popular a lo político

Esta categoría supone ya empezar a preparar la legislación para legalizar el fenómeno. Los grupos de presión se consolidan en el poder y publican encuestas que supuestamente confirman un alto porcentaje de partidarios de la legalización del canibalismo en la sociedad. En la conciencia pública se establece un nuevo dogma: "La prohibición de comer personas está prohibida."  

Esta es una técnica típica del liberalismo que funciona debido a la tolerancia como pretexto para la proscripción de los tabúes. Durante la última etapa del 'movimiento de las ventanas' de Overton de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura, pues las normas de la existencia humana se han alterado o han sido destruidas con la adopción de las nuevas leyes. 

Gorzhaltsán concluye que el concepto de las 'ventanas de posibilidades', inicialmente descrito por Joseph Overton, puede extrapolarse a cualquier fenómeno y es especialmente fácil de aplicar en una sociedad tolerante en la que la llamada libertad de expresión se ha convertido en la deshumanización y donde ante nuestros ojos se eliminan uno tras otro todos los límites que protegen a la sociedad del abismo de la autodestrucción.


Tomado de: RT

La semana santa: ¿Semana de vacaciones o de luto?


Queridos católicos:

El Jueves Santo, el Viernes Santo y el Sábado Santo forman el Triduo Sacro. Son los días de la Semana Santa, de la semana más importante de la historia de la humanidad. Porque para nada hubiera servido la creación si no hubiera habido la salvación.

La Semana Santa es la semana de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Pasión significa sufrimientos, muerte de Cristo en la Cruz. Pasión, Redención, Salvación y vida eterna para nosotros están vinculadas. Sin los sufrimientos, la Cruz y la muerte de Cristo no hay salvación para ti, pecador ingrato.

Cristo se hizo nuestro cordero que carga con nuestros pecados. Cristo quiere “morir a fin de satisfacer en nuestro lugar a la justicia de Dios, por su propia muerte”, dice Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica (III, 66, 4).

Cristo acepta ser maltratado, para que tú no lo seas eternamente; Cristo acepta ser flagelado para que tú no seas flagelado por los demonios y el fuego en el infierno.

Cristo acepta gustar la tremenda sed de la crucifixión y la muerte amarga de la cruz, para que tú no padezcas la sed eterna de felicidad. Cristo acepta ser deshonrado en la cruz para que tú no seas deshonrado y con-fundido en el día del Juicio final.

Y tú, hijo ingrato, ¿qué haces en esos días de la Semana Santa mientras que tu Señor está muriendo en tu lugar para salvarte? ¿Cómo los utilizas? ¿A dónde vas? ¿Por qué los profanas?

Si en esos días tu patrón te dispensa de trabajar porque es Semana Santa, Semana de luto, Semana de la muerte del Hijo de Dios; tú deberías saber muy bien que esos días santos no son días de vacaciones, ni de disipación, ni de playa. Son días de penitencia, de oración y de lágrimas.

El Hijo de Dios hecho hombre está luchando contra el demonio y la justicia divina para librarte. Sí, para librarte a ti y a tu familia del más grande peligro que pueda existir: el de la perdición eterna. Sábelo, incúlcalo a tus hijos para que sean agradecidos con su Salvador.

Es Dios mismo quien te lo dice: “Sin efusión de sangre no hay remisión de pecados” (Hebreos 9, 22). Y esa sangre que borra tus pecados es la de tu Bienhechor: Nuestro Señor Jesucristo. Sobre todo no digas que no has pecado y no necesitas del perdón. Si lo dijeras manifestarías tu gran ceguedad e ignorancia.

Ningún hombre puede conseguir por sí mismo el perdón de sus pecados. Debe buscarlo en otra parte: ¿dónde? en la Sangre del Hijo de Dios que murió en la Cruz el Viernes Santo. San Pablo dice: “En Él, por su Sangre tenemos la redención, el perdón de los pecados...” (Efesios 1,7).

El hombre no puede ofrecer sacrificio propiciatorio por sus pecados. Nuestro Señor Jesucristo se hizo propiciación por nuestros pecados. El se ofrece el Viernes Santo en sacrificio propiciatorio por tí. Sólo, mediante la sangre de Cristo, puedes purificarte, puedes liberarte de las cadenas del pecado y de la tiranía del demonio.

Y en estos días durante los cuales Cristo está en los tormentos de la Cruz para merecerte la salvación, tú, pecador necesitado, tú te vas a la playa, a pasearte, divertirte, quizás acumular más pecados a los que ya hayas cometido. ¡Despiértate, hermano mío, despiértate de tu letargo! ¡Sé agradecido con tu Bienhechor! ¡Actúa  como católico verdadero!

Ve al templo a ver y a escuchar lo que en tu lugar está padeciendo Cristo. Sábelo que la ingratitud atrae el castigo de Dios más bien que su misericordia. No seas, pues, ingrato sino agradecido.

La gratitud cristiana consagra el Triduo Santo para conocer más lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo por nosotros e impulsarnos a la penitencia, a la sincera conversión y enmienda de nuestra vida tibia y mediocre.

El Jueves Santo es el día en que el Señor Jesús antes de ir a su Pasión te dejó el Memorial de su muerte. Para aplicar los frutos de su Pasión a tu alma, instituyó el sacramento de su amor que es la Santa Eucaristía y el sacerdocio para consagrarla. El dijo: “haced esto en memoria mía”, para recordarnos lo que padeció por puro amor hacia los ingratos que somos; para comunicar a nuestras almas la santidad y el remedio contra el pecado mediante la digna recepción de su Cuerpo. Y tú ¡irías a divertirte en ese día! No sabes que Cristo dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y Yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en Mí y Yo en él” (San Juan 6, 54-56). Y tú que pretendes ser discípulo de Cristo ¿por qué te privas del Pan celestial que sana, purifica, santifica y pacifica tu alma y tu hogar? Si por tu culpa no aprovechas del remedio que Cristo te ofrece ¿por qué te quejas de tener problemas en tu vida, familia y trabajo?

El Viernes Santo es para que grites con y en la Iglesia misericordia para tí mismo y para todo el género humano. El Viernes Santo es para que participes en las exequias de Cristo, escuchando el Evangelio de la Pasión y las Siete Palabras que son las últimas recomendaciones de Cristo, Nuestro Redentor.

Aprovecha el Viernes Santo para confesar con lágrimas tus iniquidades, lavar tu alma de la lepra del pecado con la Sangre de Cristo, participar en la Pasión de tu Salvador, para tener parte con Él en su victoria.

El Viernes Santo, sufrió Cristo para merecerte el ser librado del pecado que es el más horrible cáncer que pueda existir, y del infierno que es la más grande de las des-gracias. Y tú ¿irías de vacaciones con tantos otros neopaganos quizás para matarte en el camino de la ingratitud?

El Viernes Santo es para que hagas el Vía Crucis, medites lo que hizo y padeció por ti tu Señor; para darte cuenta de lo que merece el pecado. Lea los últimos capítulos de San Mateo, Marcos, Lucas y Juan o vea la Pasión de Cristo por Mel Gibson para que te des cuenta del precio que Cristo pagó para librarte del poder del pecado y del demonio, hacerte hijo de Dios y heredero de la vida eterna. Puedes también leer y meditar Reflexiones sobre la Pasión de Jesucristo por San Alfonso María de Ligorio y La Pasión del Señor por Fray Luis de Granada, o Las Siete Palabras de Cristo por Antonio Royo Marín.

El Viernes Santo es día de ayuno y penitencia, silencio y lágrimas y no día de playa y placeres.

El Sábado Santo es día de luto. Hombres y mujeres deberían vestirse con ropa de luto para acompañar a la Santísima Madre de los Dolores. El Sábado Santo debería servir para meditar con espanto lo que merece el pecado, porque si al Justo que cargó con nuestros crímenes así se le castiga, ¿qué será del culpable si muere con su pecado?

En resumen, hermano mío, escucha a Dios mismo que dice a cada uno de nosotros: “No tardes en convertirte al Señor, ni lo difieras de un día para otro; porque de repente sobreviene su ira, y en el día de venganza acabará contigo” (Eclesiástico, 5, 8).

Católico, aprovecha la Semana Santa para convertirte al Señor, porque la sincera conversión y el verdadero arrepentimiento aseguran el perdón de los pecados; dan paz al alma y, al fin, la vida eterna que pedimos por ti.  

Padre Michel Boniface, FSSPX