domingo, 17 de agosto de 2014

La (C)omisión de la "Verdad" nunca escuchó a las víctimas del terrorismo


La CVR nunca escuchó a las víctimas del terrorismo

Fuente: Diario Expreso 

La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) se ha negado a oír a muchas víctimas del terrorismo y, por ello, desde hace bastante tiempo ha perdido legitimidad y credibilidad en lo que respecta a sus conclusiones, por lo que es necesario que se cree otro grupo de trabajo similar, pero a través de una ley dada por el Congreso de la República, y no por un decreto supremo del Poder Ejecutivo, porque estaría supeditado a las intenciones subjetivas del poder de turno, como sucedió en el Perú a inicios del 2000.

Así lo sostuvo la legisladora Martha Chávez, tras revelarse el hallazgo de una fosca común con los restos de centenares de víctimas de Sendero Luminoso en Satipo (Junín), hecho que fue denunciado por las comunidades a la CVR, pero que nunca fue tomado en cuenta.
“Cada vez son mayores las versiones que contradicen en todos sus extremos el trabajo realizado por la CVR durante el gobierno de Paniagua y Toledo. Por ejemplo, estos pobladores de Junín fueron hasta esta comisión a denunciar lo que había pasado en sus comunidades, pero la CVR no quiso oírlos, no quiso oír que por esos parajes había una fosa común”, anotó.

Ante esta situación, Chávez planteó que “se evalúe en el Congreso de la República una nueva ley para conformar otra CVR. El Perú debe ser el único lugar del mundo donde una CVR se ha creado a través de un decreto supremo, en todos los países donde ha existido una comisión como esta, ha sido a través de su Congreso de la República”. 

Lavado de cara

Para la legisladora fujimorista, tal como estuvo conformada, la CVR en el Perú sólo sirvió para “lavarle la cara a los marxistas y pasar por agua tibia” a los senderistas y emerretistas.
Sostuvo que un ejemplo de esta afirmación es que a la familia de María Elena Moyano, abatida por Sendero Luminoso, “solo una vez la entrevistaron, pero como dijeron que a ella la mató un grupo terrorista, a la CVR no le interesó el tema”.
Afirmó que todo esto confirma que las ONG defensoras de derechos humanos, así como la CVR y Sendero Luminoso, son parientes ideológicos.
“¿Qué hubiera pasado si estos muertos encontrados en la fosa común hubieran sido atribuidos a las fuerzas del orden o a los ronderos? Seguro que en estos momentos hubieran estado haciendo conferencias y anunciando que los van a denunciar”, refirió en diálogo con EXPRESO.

“Nosotros tuvimos acceso a información confidencial que indica que antes que la CVR vaya a tomar la declaración de alguna víctima, primero les decían que tenían que acusar al Estado, a las Fuerzas Armadas, porque si acusaban a Sendero, no iban a tener indemnización económica. Y que además debían llorar, todo eso lo preparó la gente de la CVR”, recordó. 

Silencio cómplice

Para el ex vicepresidente de la República Luis Giampietri, es bastante sospechoso que este lugar de entierros comunes no haya sido encontrado antes, tomando en cuenta que se habló antes de entierros clandestinos efectuados por el grupo terrorista.

La evidencia pone en tela de juicio las labores de la llamada Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que se encargó de efectuar una investigación sobre los hechos suscitados durante este periodo de la historia de nuestro país y sobre la base de ello presentó una serie de conclusiones que aún son motivo de debate.

“¿Tanto han buscado los cadáveres, que no encontraron esto (la fosa en Satipo)? Evidentemente alguien tenía que haber sabido de eso y se han callado la boca para no ponerlo, para no denunciar la posición de criminales que tenían los senderistas”, dijo el almirante en retiro a EXPRESO. 

“SL mataba y culpaba a las FFAA”

El ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA) Jorge Montoya recordó que muchas de las víctimas que se atribuyó a las Fuerzas Armadas fueron más bien producto de acciones de Sendero. En este caso, se trataría de nativos machiguengas y asháninkas que residieron en pueblos arrasados por los terroristas.

“Ellos (SL) se encargaban de hacer ese tipo de operaciones. Enterraban a sus muertos y después denunciaban que las Fuerzas Armadas eran las culpables de esos crímenes. Es bueno recordar esa etapa”, comentó el también almirante en situación de retiro.

¿Por qué llegaron a prevalecer estas versiones? Montoya acusó aquí el sesgo con que la CVR y las organizaciones de derechos humanos trataron a las fuerzas del orden en el marco de sus labores. Ello –agregó– se evidencia además en que ninguna ha levantado la voz tras el hallazgo de la fosa común.

TOMADO DE: Blog Catarsis y Harakiri

Si debemos apoyar a alguno de los lados en el conflicto Israel-Palestina

Se devemos apoiar algum lado do conflito Israel-Palestina
SPES

      E parece que sim
.
1) Porque Israel é um estado constituído que sofre ataques terroristas dos palestinos.
2) Não por isso, senão porque os palestinos tiveram seu território invadido pelos israelenses – precisamente para que se constituísse o estado de Israel – e porque sofrem contínua opressão econômico-política da parte deste.
3) Ademais, o povo judeu não reconheceu o Messias, para cujo engendramento pela carne fora eleito.
Mas, em sentido contrário, e do mesmo ângulo natural, não é justo em hipótese alguma nenhum ato terrorista, que é sempre crime de guerra; mas tampouco é justa nenhuma opressão grave a outro estado ou povo. Por ambos estes motivos, portanto, não devemos apoiar nenhum dos lados do conflito em questão.
Resposta. O argumento em sentido contrário é suficiente para que não apoiemos nenhum dos lados do referido conflito. Acrescente-se apenas o seguinte:
a) A Palestina também já se constituiu em estado.
b) Arguir a origem injusta de um estado não é suficiente para que se negue sua legitimidade. Se o fosse, não só Israel e a Palestina não seriam, ambos, estados legítimos, senão que tampouco o seria nenhum estado europeu (todos resultantes de ocupações desde o Império Romano, passando pelas invasões bárbaras, etc.), nem nenhum estado ibero-americano, etc.
Do ângulo teológico, há que acrescentar que ambos os povos, o judeu e o palestino, são culpáveis, ainda que em grau diverso, porque, com efeito, o povo judeu não reconheceu o Messias para gerar o qual justamente fora eleito. Não é possível porém esquecer a multidão de cristãos martirizados por muçulmanos em todo o Oriente Médio.  
Devemos pois os católicos, antes de tudo, rezar por nossos irmãos de fé no Oriente Médio, e envidar todos os esforços possíveis para minorar-lhes as penas. Depois, rezar pelas próprias vítimas do conflito israelense-palestino, pedindo a Deus que exerça também sobre elas sua imperscrutável Misericórdia. E, por fim, rezar porque o povo judeu enfim se converta ao Messias, o que sabemos por fé será a antecâmara da ansiada Parusia.
E parece que com isso se refutam as objeções. 


FUENTE: SPES

miércoles, 13 de agosto de 2014

13 de agosto de 1521: Liberación de México


No fue el 16 de septiembre de 1810 el día de la liberación de México, sino que esta (la verdadera) ocurrió casi tres siglos antes (la otra, la falsa, no fue más que un absurdo rompimiento, que se debió a intereses mezquinos). El 13 de agosto de 1521, los mexicas se rindieron ante las tropas españolas, lideradas por el marqués Hernán Cortés, y sus aliados indígenas, enemigos de los aztecas. Ese día no empezó -como mentirosamente nos dicen los indigenistas e izquierdistas- una época de opresión, menos aún un genocidio. Muy por el contrario. Aquel día, más bien, puede ser señalado como el comienzo del fin de una era de terror impuesta por los sangrientos aztecas. Ya nunca más 20 mil personas serán sacrificadas en un solo día (como efectivamente alguna vez ocurrió) para aplacar la sed de sangre de un falso ídolo; ya nunca más la muerte en masa de niños y jóvenes por razón de un culto idolátrico; ya no más se habría de incrementar la cifra de cinco millones de asesinados en sacrificio por obra de los aztecas en sus dos siglos de dominio aterrador. En adelante, si algo se le podrá atribuir a los españoles no será el provocar un genocidio, sino el haber puesto punto final a uno, el evitar que se siga dando. Ya no más la perdición por culpa del satánico culto a dioses falsos; en adelante, la verdadera religión de Cristo, la salvación. En fin, fue el día del inició de la liberación de México: Liberación de la barbarie, del horror y de la perdición de almas en manos del Maligno.

YA NUNCA MÁS EN MÉXICO ESTO:


EN ADELANTE ESTO:


Le deben a Benedicto XVI una disculpa



por Camillo Langone

Manuel Paleólogo, te deben una disculpa. También le deben una disculpa a Benedicto XVI, a quien atacaron después de que te citó en Ratisbona: 

"...Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba."

Hoy, cuando las noticias provenientes del ex Irak están una vez más hacienda historia, y están mostrando a cualquiera que tenga ojos para ver lo que el Corán traducido a acción verdaderamente es, deben pedirle disculpas a ambos.  Pero, no lo harán: Porque ellos no creen en textos sagrados. Ellos son europeos y un europeo no cree en el Evangelio, ni siquiera si él es católico. Ni siquiera si él es sacerdote (en la misa de los domingos las únicas palabras acerca de la Fe son aquellas escritas en el misal, mientras que aquellas del sacerdote –las homilías, admoniciones, la charla informal- son melancólicas manifestaciones de falta de fe).

Es imposible para un europeo pensar que alguien puede realmente creer en su propia religión. Y en cuanto a los italianos: según su propio vocabulario la palabra Religión es definida como “una buena y humana cosa”, en consecuencia, ellos nunca se disculparán contigo ni con Benedicto.  

 Aquellos que no son capaces de cree en Dios no son ni siquiera capaces de creer en la realidad: Ellos no son capaces de reconocer la espada –ni siquiera cuando entra en sus cuellos.

Publicado en: IL FOGLIO, 12 de agosto de 2014

TOMADO DE: RORATE CAELI
(Traducción del inglés de La Reacción)

domingo, 10 de agosto de 2014

Los nidos de antaño


por Juan Manuel de Prada

Ignoro si en otro tiempo estuve loco; pero hoy, leyendo cierta entrevista, he sentido que he hecho el canelo durante todos estos años
LA democracia, nos instruía Somerset Maugham, es una fiesta a la que se invita a todo el mundo, pero en la que luego sólo puedes entrar si agasajas al portero. A agasajar al portero lo llamaba la vieja teología «halagar al mundo». Que la sentencia de Somerset Maugham es una verdad como un templo lo comprobamos, por ejemplo, en el modo en que los políticos demócratas confiesan su filiación: un político de izquierdas se confiesa de izquierdas tan campante y orgulloso de serlo; un político de derechas, en cambio, se presenta acomplejadamente como «centrista», o «reformista·, o cualquier otra mamarrachada al uso, pero no dirá ni aunque lo torturen pellizcándole las tetillas que es de derechas. Cuando alguien se declara de derechas se convierte, ipso facto, en un aguafiestas de la democracia; y lo que la democracia necesita son animadores, no aguafiestas. Sospecho que ahora mismo no hay en el mundo un solo demócrata, del Papa abajo, que se atreva a decir que es de derechas.
Otra forma de animar la democracia consiste en no hablar de las cuestiones que la democracia juzga escabrosas y como de lumpen católico, como por ejemplo el aborto. En España, por ejemplo, hubo un tiempo en que la derecha aguafiestas, para rascar votos entre el lumpen católico, se puso a dar la tabarra con estas cuestiones, interpuso recursos de inconstitucionalidad contra su práctica y hasta prometió que una vez que alcanzase el poder cambiaría las leyes que las amparan. Pero, una vez alcanzado el poder, la derecha decidió que había que animar la democracia; y, desde entonces, decidió aparcar estas cuestiones escabrosas. Un verdadero demócrata no debe hablar de ciertos temas escabrosos, pues le dirán que está obsesionado (como si denunciar las miles de vidas gestantes que cada día son arrojadas al vertedero fuese «obsesión»); y, si es un demócrata en pugna con sus creencias, deberá en todo caso ver, oír y callar, so pena de ser considerado lumpen católico.
Yo no he nacido para ver, oír y callar; así que, para mi salud personal, opto desde hoy por no ver ni oír ciertas cosas, para no tener que callar como hago hoy. En cierta ocasión, una lectora me escribió una carta pidiéndome que, si algún día perdía la fe, no lo dejase traslucir en mis artículos, pues infligiría una herida muy profunda a personas como ella, que alimentaban la suya leyéndome. Hay cosas que, aun queriéndolo, no puede uno desembarazarse de ellas: así le ocurría a Jonás con la encomienda de predicar en Nínive; y así me ocurre a mí con la fe. Pero San Agustín nos enseñaba que, si bien nunca hemos de rehuir el martirio, no debemos tampoco entregarnos a él insensatamente. Yo, que soy el hombre más insensato del mundo, estuve durante muchos años entregándome alegremente al martirio, en un combate con el mundo que me ha dejado hecho jirones, con mi carrera literaria tirada en la papelera y convertido en el hazmerreír de todos mis colegas; y este diario ejercicio de inmolación lo hacía con alegría, porque consideraba que mi obligación no era complacer al mundo, sino combatirlo hasta el último aliento.
Donde hubo nidos antaño no hay pájaros hogaño, nos dice don Quijote, cuando recobra la cordura. Ignoro si en otro tiempo estuve loco; pero hoy, leyendo cierta entrevista que ha levantado mucha polvareda, he sentido que he hecho el canelo durante todos estos años. Y, siguiendo el ejemplo del ilustre entrevistado, me dedicaré desde hoy a complacer y halagar al mundo, para evitar su condena.
TOMADO DE: http://sevilla.abc.es/cordoba/20130921/sevp-nidos-antano-20130921.html

sábado, 9 de agosto de 2014

Teología Política I y II de Carl Schmitt (Sobre la cuestión de la soberanía)

75321037 Carl Schmitt Teologia Politica 1 y 2 by xto_rex

Antisemitismo

La Enciclopedia Cattolica* es una obra de referencia publicada en la ciudad del Vaticano durante el pontificado de Pío XII. Sus contenidos constituyen por lo general una muestra paradigmática de los planteamientos de la denominada Escuela Romana de Teología. La consulta de esta obra siempre será de utilidad para quien desee hacerse una idea del estado de alguna cuestión teológica anterior Vaticano II. Reproducimos ahora una traducción de la voz antisemitismo realizada por un amigo de nuestra bitácora.
ANTISEMITISMO: Aversión al pueblo judío, que se verificó en tiempos antiguos y modernos, basada sobre motivos sociales más que religiosos. El término es muy impropio (debería decirse antijudaísmo) porque los hebreos son tradicionalmente odiados en su mayoría por otro pueblo semítico moderno: los árabes. Fue acuñado por W. Marr en 1880 y se difundió en Alemania y Austria sobre la base de la antítesis étnico-social. Hoy significa la hostilidad a los hebreos por cualquier motivo.
En el mundo cristiano. Los cristianos por el precepto de la caridad, no tuvieron ningún prejuicio hacia los hebreos como nación o raza. Después del Calvario, el odio judío contra los cristianos era muy activo. Tertuliano llama a la sinagoga “fontes persecutionem”. (…) Las leyes restrictivas de Teodosio II y de Justiniano (De iudaeis et coelicolis) quedaron en vigor en las naciones cristianas hasta los tiempos modernos. 
En el medioevo, como siempre, la Iglesia, custodiando los principios morales y religiosos, protegía abiertamente a los hebreos contra las persecuciones, pero prohibía que ejercitaran influjo en la sociedad cristiana. “Ha impedido, cuanto pudo, tanto que se usara violencia contra ellos como que se confiara en ellos” (M. Landrieux, p.86). El III Concilio de Toledo les prohibió todo cargo público y la posesión de esclavos cristianos, decretando la confiscación de bienes para los convertidos que volvieran al judaísmo. El IV Concilio de Toledo presidido por San Isidoro, confirmó esto, pero criticó al rey Sisebuto que forzaba a los judíos a hacerse cristianos. (…)
El Derecho Canónico prohibía (Decretales de Gregorio IX) que los hebreos ejercitaran cargos públicos oficiales, que tuvieran siervos cristianos, que construyeran nuevas sinagogas, e imponía a ellos llevar un vestido especial. Pero prescribía “Principes seaculares excommunicari debent, qui Iudaeos baptizatos suis bonis spoliare praesumunt” y “Iudaei inviti non sunt baptizandi, nec ad hoc cogendi, vel in suis festivitatibus molestandi, nec ipsorum coemeteria violanda”. (...)
Desde el siglo XII se va agravando progresivamente la legislación antijudía. Pero el papado fue en general un poder moderador. Nicolas V (1447), condena las acusaciones antijudaicas en España. Paulo III (1540) las de Hungría, Bohemia y Polonia. Inocencio III (Licet perfidia iudaeorum) recomienda reprimir su insolencia pero prohíbe acosarlos por ser judíos. (…)
Antisemitismos y moral católica. El antisemitismo en cuanto implica odio y/o fomenta la violencia es contrario a la moral cristiana y comporta graves peligros para le fe (errores de desigualdad de razas, desprecio del Antiguo Testamento, etc.). La iglesia condena “odium nempe illud, quod vulgo ´antisemitismi´ nomine nunc significari solet” (Santo Oficio 25/3/1928). Religión del amor el cristianismo prohíbe que se dañe o ataque a cualquier hombre, aun como respuesta a una ofensa.
Mucho menos se autoriza que se persiga en bloque a un pueblo o una raza, porque de esa manera se viola, no solo la caridad sino también la justicia debida a muchísimos inocentes. La masa, como tal, no puede jamás juzgarse responsable. El respeto absoluto de toda persona humana, sagrada e inviolable, esta a la base de la convivencia social e internacional. La justicia y la caridad no excluyen la prudente y moderada defensa. No es antisemitismo hablar de los defectos y peligros del judaísmo. Pero quien retiene que los hebreos están a la cabeza de la masonería y del bolchevismo no puede, sin gran injusticia, acusar a todos. Quien condena un sistema o una organización no puede odiar a las personas que forman parte. Se puede también notar que “en línea de hecho los hebreos en el mundo de hoy, tienen un poder excesivo”. Pero el católico no puede por motivo de sangre o raza, negar la relación con los hebreos regenerados por el Bautismo, sino que los debe abrazar fraternalmente. En cuanto a los otros, no puede haber defensa moral o religiosa sino sobre la base de comprensión y amor. Sólo sobre estas bases, excluyendo todo odio por las personas, es lícito un antisemitismo en el campo de las ideas para proteger el patrimonio religioso moral y social de la cristiandad. Tal es la respuesta de Santo Tomás “Ninguna hostilidad, sino medidas defensivas, libertad para los hebreos pero protección para los cristianos”.
La Iglesia Católica, aún imponiendo el respeto de los hebreos, para prevenir peligros y malos entendidos recomienda a los cristianos no salir de su milenaria tradición de cautela: “sea en el dominio de la fe, sea en el dominio de la vida interior, la diferencia entre las dos religiones son tales que no hay lugar para compenetración recíproca”. El Santo Oficio condenó la asociación “Amigos de Israel” porque esta “rationem agendi inivisse ac loquendi a sensu Ecclesiae, a mente SS. Patrum et ab ipsa sacra Liturgia abhorrentem”. Los hebreos más objetivos justifican esta posición de los católicos, que no tiene nada en común con el despreciativo “antisemitismo de sociedad” difundido desde Polonia hasta los Estados Unidos que tiende a excluir al hebreo, convertido o no, de las escuelas superiores, ciertos clubes o administraciones.
Es de anhelar que el odio antisemita desaparezca, pero es de temerse que permanecerá latente o impetuoso, hasta que se solucione la “cuestión hebraica”. La solución deberá venir del triunfo de la hermandad cristiana en el mundo por la cual se evite de perseguir o humillar a los hebreos, esperando su conversión. En cuanto al pasado sería necesario olvidar los mutuos errores, “las recíprocas recriminaciones deberían ya cesar, porque son estas las que hacen difícil la comprensión. Necesitamos que las manos se encuentren y se encuentren también los corazones, porque el tiempo de la tribulación todavía no terminó”. (Kalman Molnar a los hebreos convertidos). 
Los principios de violencia, de todas formas que se los intente justificar, son anticristianos. El católico debe buscar que los hebreos se conviertan y vivan. Existen en el mundo de hoy muchos problemas, no menos vitales concernientes a pueblos mucho más numerosos; pero la “cuestión judía” es quizás la más grave, por la importancia de esos 17 millones de hombres que están implicados. Es la que más se presta a confusiones y abusos. “Como en los tiempos pasados, el eterno problema que se llama cuestión hebraica agita también hoy a los hombres. Esto permanece sin solución como la cuadratura del círculo, con la diferencia que continua a ser hasta hoy el más ardiente problema entre los problemas del día.” (L. Pinsker). Querer liquidarlo mediante el uso de la fuerza es una locura, además de ser una empresa delictiva.
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Paschini (a cura di), Enciclopedia Cattolica. Ente per l'Enciclopedia Cattolica e per il Libro Cattolico, Città del Vaticano, 12 vol., 1948-1954.

TOMADO DE: InfoCaótica

El problema del Islam es el Islam


 
Cuando leía como un monstruo, cayó en mis manos un libro de Robert Payne titulado 'La Espada del Islam' (en el original inglés 'The Holy Sword', 1959). No empecé la lectura con especial ilusión, pero me devoré el libro en un día, la historia de Mahoma, su religión y sus consecuencias, una narración ágil que iba pasando de un personaje a otro, de un siglo a otro y de una guerra a otra, sin solución de continuidad, guerras con todo el mundo y guerras contra y entre los propios mahometanos, una secuencia de histórica violencia implacable, insaciable. En la historia islámica la paz era contemporánea de la decadencia, porque el estado natural del Islam, desde que fue concebido, era la guerra.

Cuando la Iglesia ha degenerado o decaído, una de las soluciones regeneradoras ha sido siempre - Deo adiuvante - la vuelta a los orígenes, el retorno a las raíces. Ayer mismo, en la oración de la Misa, se recordaba que San Cayetano tuvo la gracia de vivir como los Apóstoles; la imitación de las virtudes apostólicas ha inspirado tantas fundaciones y obras religiosas, como un manantial perenne donde beber y purificarse, así desde los mismos tiempos apostólicos, siendo los Apóstoles los primeros imitadores del Señor, la Vita Christi, cuyos testigos fueron,verbis operibusque. El recurso vale también para las órdenes, congregaciones e institutos religiosos, que vuelven una y otra vez a sus raíces fundacionales para nutrirse con la vida y obra de sus fundadores, modelos perpetuos para quienes después seguirían sus reglas para regirse mejor y ser fieles a la vocación y la misión cristiana, en vida recogida o activa. Volver a las fuentes es el buen camino para avanzar en santidad, una solución acertada cuantas veces se ha resuelto tomar.

¿Y el Islam? ¿Cuenta con ese recurso? Sí, por supuesto. Pero las fuentes del Islam son Mahoma y sus guerras, su manantial destila violencia original. Así, en tiempos de decadencia, el fiel musulmán que busque reconstituirse volviendo a sus fuentes, al poco estará ebrio de violencia, cargado de intenciones guerreras y presto para la acción. La 'yihad' es el Islam y no existe (ni hubiera existido) el Islam sin la 'yihad'. El Islam es la guerra y no hay Islam, no puede haberlo, sin la guerra. En cualquier momento, el musulmán que beba en las fuentes islámicas se trasmutará en un 'muyahidín', un guerrero.

Cierta propaganda pro-islámica desarrollada recientemente en occidente intenta desvirtuar el concepto 'yihad' explicándolo según una interpretación interiorista (lucha personal por vivir la fe coránica) y otra de dimensión social (lucha por la justicia y el bien comunitarios). El intento, sin embargo, choca con la evidencia de la historia misma del Islam, desde sus orígenes al presente, incluyendo la evolución de los estados/naciones de fundamento islamista, regímenes contemporáneos que, lejos de estructurarse establemente según los principios de la cultura política occidental, al fin repiten un binomio irreductible: Sumisión y agresión, interna y externamente, para los propios de dentro y los extraños de fuera.

Excepto en la Turquía de Ataturk (actualmente muy en entredicho), el Coram es el código político primario, la inspiración que articula el estado, la fuente en la que la violencia islamista seguirá catalizando cualquier proyecto político que surja en su medio, incluso aquella efímera y marxistóide R.A.U. de Nasser.

Benedicto XVI puso el dedo en la llaga cuando su célebre (ya olvidado?) discurso en la Universidad de Ratisbona, con la memorable cita del emperador bizantino Manuel IIº Paleólogo:
"...Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba."

Un irenismo iluso - por parte de la Iglesia - que obvie lo evidente, está condenado al fracaso porque los hechos desmentirán cualquier supuesto de armónica concordia, imposible según los auténticos fundamentos del Islam.

Los cientos de miles de cristianos del Irak, perseguidos, hostigados y masacrados por el Islam, son la dolorosa hodierna prueba de que el Islam de hoy es el Islam de siempre, el mismo.

Más que abrazando a imanes o felicitando ramadanes, el Papa debería enfrentar al Islam consigo mismo, exigiéndole una conversión que incluya la renuncia a sus raíces en cuanto supongan la institucionalización de la violencia. Eso que pareció iniciar con tanto escándalo Benedicto XVI en Ratisbona.

Ayer publicaban en Rorate Coeli un artículo que preguntaba si la razón del problema islámico no sería el no haber confrontado una ilustración y unos cambios revolucionarios como los que tuvo que afrontar la Iglesia del siglo XIX.

Aun considerando esos seis siglos que distancian la Era Cristiana de la hégira mahometana, salvando fáciles historicismos, el debate sobre el Islam es engañoso, equívoco, si no concluye que el problema del Islam es el Islam.

Ese sería el punto justo de partida para cualquier examen, reflexión o replanteamiento.


n.b. Para neocones pijo-católicos desnortados: Lo de los crímenes de guerra de Israel en Gaza son un problema que carga de intrínsecas razones al ya de por sí razonamiento violento del Islam; más pólvora en el cañón, si me explico (y los tercos me entienden (o quieren entender)).


+T.

TOMADO DE: Ex Orbe

viernes, 8 de agosto de 2014

Toda la verdad sobre el supuesto genocidio indio en América


Basta ya de demagogia antiespañola




La Iglesia tiene que pedir perdón por el genocidio de los indios de América, muertos a manos de sus evangelizadores españoles. El desmedido Chávez se lo acaba de echar en cara al Papa. Pero ya está bien de demagogias. Sabemos que murieron cientos de miles de amerindios, quizá millones, entre los siglos XV y XVII, pero también sabemos que no hubo genocidio. Hoy está sobradamente demostrado que la causa fundamental de todas esas muertes fueron los virus y otras enfermedades. Y después, en el XIX, las guerras civiles y la explotación económica a manos de las élites criollas en la Hispanoamérica independiente. Esta es toda la verdad y nada más que la verdad.

Dijo el Papa en Brasil que la evangelización de América "no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña". Era lo que necesitaba Chávez para subirse a la parra y lograr otro titular en la prensa mundial: "Aquí ocurrió algo mucho más grave que el holocausto en la Segunda Guerra Mundial y nadie puede negarnos a nosotros esa verdad –dijo el Gorila Rojo-, ni su Santidad puede venir aquí, a nuestra propia tierra, a negar el holocausto aborigen". Lo decía en una alocución nocturna reproducida obligatoriamente por las emisoras de radio y televisión venezolanas, según ha contado Efe. Y añadía Chávez: "Así que, como jefe de Estado, pero vestido con la humildad de un campesino venezolano, yo le ruego a su Santidad que ofrezca disculpas a los pueblos de nuestra América".
Vieja historia, tópico de la leyenda negra antiespañola. Hace año y medio, el 12 de octubre de 2005, la agencia oficial argentina Télam emitía un texto donde asegurabaque “con la llegada de los conquistadores se inició un exterminio que arrasó con 90 millones de pobladores de la región y quebró el desarrollo cultural de este lado del Atlántico (…) El mayor genocidio de la historia”. España es culpable. 

Las pruebas de la acusación

¿En qué se basa esta acusación? En datos de la propia época que hoy sabemos equivocados, pero que durante mucho tiempo se consideraron indiscutibles. Uno, los censos de población india realizados por los españoles en el siglo XVI, que reflejan una reducción brutal del número de nativos. Por ejemplo, los taínos de Santo Domingo pasaron de 1.100.000 en 1492 a apenas 10.000 en 1517. Es decir, en un cuarto de siglo había prácticamente desaparecido la población precolombina de Santo Domingo y las Antillas. ¡Un millón noventa mil muertos en sólo veinticinco años! Esas cifras se extrapolaron después al resto del continente. 
Sorprende que un número exiguo de españoles fuera capaz de matar a tanta gente en tan poco tiempo, pero, al fin y al cabo, hay un testimonio de la época que lo afirma con toda claridad: el del dominico Fray Bartolomé de las Casas, que contrapone la mansedumbre de los indios a la crueldad de los españoles: “En estas ovejas mansas entraron los españoles como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por nuevas y varias maneras de crueldad”.
Irrefutable, ¿no? Pues no. Primero, las cifras del genocidio son imposibles: ¿Noventa millones de muertos en un siglo y pico, en todo el continente americano, a manos de sólo 200.000 españoles? Eso cuadra mal. ¿Un millón de muertos en poco más de veinte años, en un solo sitio, las Antillas, y en el siglo XVI, a base de ballesta y arcabuz? Es impracticable, sobre todo si tenemos en cuenta que los Reyes Católicos habían dado órdenes muy estrictas de tratar bien a los indígenas. Por otro lado, ¿quién hizo el censo? ¿Son fiables esas cifras? Respecto a Las Casas, ¿por qué denuncia tantos crímenes y, sin embargo, nunca dice dónde ni cuándo se produjeron, como tampoco da el nombre del criminal? Y además, si esto pasó en América, ¿por qué no pasó en Filipinas, donde no hay noticia de genocidio alguno? Aún peor: Las Casas logró su objetivo y en 1547 la Corona prohibió el sistema de encomiendas, que según fray Bartolomé era la causa de las muertes, pero los indios siguieron muriendo. ¿Por qué? Y hay más: en el imperio inca, los indios habían empezado a morir masivamente unos veinte años antes de que llegaran los españoles. ¿Cómo es eso posible? Nada encaja. Vamos a explicar lo que pasó de verdad. 

No hubo genocidio

Primero, los censos no valen. La norteamericana Lynne Guitar, de la Universidad de Vanderbilt, fue a Santo Domingo a estudiar la historia de los taínos (hoy es profesora del Colegio Americano en Santo Domingo) y descubrió que los censos son inútiles: cuando un indio se convertía al cristianismo y vivía como un español, o más aún si se mestizaba, dejaba de ser censado como indio y era inscrito como español. Y si luego venía otro funcionario con distinto criterio, entonces volvía a ser inscrito como indio, y así hay casos de ingenios de azúcar donde los indios pasan de ser unos pocos cientos a ser 5.000 en sólo dos años. Para colmo, los encomenderos –los españoles que regentaban tierras y explotaciones- mentían en sus censos, porque preferían trabajar con negros, a los que podían esclavizar, que con indios, de manera que sistemáticamente ocultaban las cifras reales. Es decir que las cifras censales de los indios en América, en el siglo XVI, son papel mojado. 
¿Mentía entonces fray Bartolomé al hablar de aquel exterminio? Las Casas vio graves casos de crueldad. Y vio también muchos muertos. Era fácil conectar una cosa con otra. Pero hoy sabemos que la gran mayoría de aquellos muertos, que sin duda se contaron por cientos de miles, fueron causados por los virus, algo que ningún español del siglo XVI podía conocer. También sobre esto hay estudios incontestables. Desde muy pronto se pensó en la viruela; se cree que la introdujo en América un esclavo negro de Pánfilo de Narvaéz, hacia 1520, y se sabe que hizo estragos en Tenochtitlán. Estudios posteriores, como el del doctor Francisco Guerra, señalan sobre todo a la gripe porcina, la llamada “influenza suina”. El hecho es que los indígenas americanos, que habían vivido siempre aislados del resto del mundo, recibieron de repente y en muy pocos años el impacto combinado de todos los agentes patógenos difundidos por los buques europeos, sus cargamentos, sus animales, sus pasajeros. Hace poco, un investigador de la Universidad de Nueva York, Dean Snow, precisaba que la gran mortandad no tuvo lugar en el siglo XVI, sino después, cuando empezaron a llegar niños, es decir: tosferina, escarlatina, sarampión; fue letal. Del mismo modo que el primer establecimiento español en América, el fuerte Navidad, fue diezmado por las fiebres, así también los indios, en gigantescas proporciones, fueron diezmados por los virus. Virus que sus cuerpos desconocían y que no pudieron resistir.
Es el mismo proceso que sufrió Europa durante el siglo XIV, con la peste negra, que vino de China. ¿Recordamos algún caso más reciente? Entre los años 1918 y 1919, la llamada “gripe española” (porque España fue el único país donde no se prohibió hablar de ella) causó la muerte de más de treinta millones de personas en todo el mundo. Lo de América no fue inusual. 
De manera que hubo, sí, una mortalidad mayúscula de indios en América, pero no fue un genocidio. Un genocidio requiere que haya voluntad de exterminio. Eso no pasó en la América española. Y aunque hubo encomenderos brutales, no hubo genocidio. Quede claro. Por cierto que en este último punto hay que hacer una mención especial a la Iglesia. Si hubo leyes específicamente destinadas a proteger a la población aborigen –cosa que hasta entonces no había hecho ningún otro imperio en la Historia-, fue precisamente porque la Iglesia planteó el dilema moral de la legitimidad de la Conquista de América. El debate fue convocado por el propio emperador Carlos y se plasmó en la Controversia de Valladolid, entre 1550 y 1551. Allí, entre otras cosas, se gestó la idea moderna de los derechos humanos.
¿De dónde viene esa leyenda negra, cómo se sigue propagando pese a todo? Pierre Chaunu, historiador francés, que fue catedrático de La Sorbona, escribe: “La leyenda antihispánica en su versión norteamericana (la europea hace hincapié sobre todo en la Inquisición) ha desempeñado el saludable papel de válvula de escape. La pretendida matanza de los indios por parte de los españoles en el siglo XVI encubrió la matanza norteamericana de la frontera Oeste, que tuvo lugar en el siglo XIX. La América protestante logró librarse de este modo de su crimen lanzándolo de nuevo sobre la América católica”. Otro reconocido historiador francés, Jean Dumont, añade: “Si, por desgracia, España (y Portugal) se hubiera pasado a la Reforma, se habría vuelto puritana y habría aplicado los mismos principios que América del Norte ("lo dice la Biblia, el indio es un ser inferior, un hijo de Satanás"), un inmenso genocidio habría eliminado de América del Sur a todos los pueblos indígenas. Hoy en día, al visitar las pocas 'reservas' de México a Tierra del Fuego, los turistas harían fotos a los supervivientes, testigos de la matanza racial, llevada a cabo además sobre la base de motivaciones supuestamente bíblicas”. 
La recurrente imputación de “genocidio” a los españoles contrasta con el tenaz silencio que rodea a uno de los episodios más negros de la historia de la iberoamérica independiente: las matanzas de indios en las guerras civiles o en los procesos de explotación del territorio –los charrúas de Uruguay, los nativos de la Amazonia-, así como la esclavitud de indios mayas en el México de los años 1840-1860.
Que alguien le cuente todo esto a Chávez.

FUENTE: EL MANIFIESTO

miércoles, 6 de agosto de 2014

Reforma de lo reformable y continuidad


I. En general, reformar es volver a formar, rehacer, modificar algo, con la intención de mejorarlo. En la Iglesia hay doctrinas que son en sí mismas irreformables o definitivas. El Magisterio extraordinario, pontificio o conciliar, y el Magisterio Ordinario y Universal, además de infalibles, contienen enseñanzas definitivas y no reformables. Esto quiere decir que no es posible modificarlas de manera intrínseca y substancial, alterando contradictoriamente su sentido, aunque sea posible una evolución extrínsecahomogénea, y nuevas formulaciones perfectivas. Admitir una reforma substancial de doctrinas definitivas sería destructivo para el dogma y revelaría en una concepción historicista de la verdad. Así, por ejemplo, la Iglesia enseña que la idolatría es un acto intrínsecamente malo; que está prohibido siempre por Dios y que ninguna circunstancia puede justificarlo. No es admisible, por tanto, reformar la enseñanza al punto de afirmar una doctrina de sentido opuesto, como sería, por ejemplo: la idolatría es un acto intrínsecamente bueno.
Pero también existe en la Iglesia un ámbito de lo reformable, dentro del cual cabe la posibilidad de un cambio substancial. Dos capítulos merecen especial mención:
1. Disciplina eclesiástica. Este ámbito no ofrece mayores dificultades y es fácil comprender que las disposiciones meramente disciplinarias de la Iglesia admiten mutación substancial con el paso del tiempo. Ejemplos: una conducta, como la de consagrar obispos sin mandato pontificio, puede ser lícita en una época determinada y luego ser castigada como un delito en otra; un libro puede ser incluido en el Index por un Papa, y por efecto de una reconsideración del caso, el mismo u otro pontífice, puede dejar sin efecto la prohibición; una fiesta litúrgica puede ser obligatoria y de precepto, y luego dejar de serlo, etc. Los ejemplos podrían multiplicarse. En todos, la posibilidad de un cambio substancial es clara, aunque siempre dentro de ciertos límites fijados por el derecho divino.
2. Aplicaciones de la doctrina. Existen principios universales no reformables, definitivos, que no pueden cambiar substancialmente, que el Magisterio enseña de modo constante. Pero también el Magisterio puede hacer aplicación de esos principios a diversas circunstancias culturales, que son mutables en función las circunstancias. Estas aplicaciones concretas son fruto de un silogismo. La premisa mayor del silogismo es un principio general. La menor se deriva elementos no propiamente doctrinales, de naturaleza circunstancial. La conclusión puede variar en función de la premisa menor. Veamos un ejemplo en el ámbito de la moral:
Premisa mayor: la idolatría es un acto intrínsecamente malo.
Premisa menor: estos gestos concretos son actos de idolatría.
Conclusión: luego, estos gestos son intrínsecamente malos.
La conclusión del silogismo es un juicio moral particular que puede cambiar, incluso contradictoriamente, sin afectar la inmutabilidad del principio expresado en la premisa mayor. Veamos un caso paradigmático: el de los denominados ritos chinos.
II. Los ritos chinos: condena y rehabilitación. Se llama ritos chinos a un variado conjunto de ceremonias tradicionales consideradas actos de idolatría, superstición o abusos litúrgicos. Pertenecían a la estructura de la sociedad china y estaban orientadas a honorar a Confucio, a los muertos y los genios de la ciudad. Los ritos procuraban que cada familia conservara la representación de sus muertos, delante de los cuales todos se inclinaban, ofrecían incienso, perfume y encendían velas, etc.
Estos ritos suscitaron una célebre controversia. La raíz de esta puede encontrarse en el diverso método de evangelización seguido por los misioneros. Los jesuitas querían seguir su propio método apostólico basado en la adaptación misionera, que tendía a aprovechar cuanto hubiera de aprovechable en los pueblos de misión, y que podría quedar condensado en esta doble función: adaptar lo nuestro a lo suyo, y adoptar lo suyo en lo nuestro, siempre que pudiera ser integrado en el cristianismo. Pero no faltaron, dentro y fuera de la Compañía de Jesús, impugnadores de este método aplicado en China.
En 1631 llegaron al país asiático los primeros dominicos y poco después los franciscanos y otros misioneros que, en general, no aprobaban los métodos de los jesuitas. Las cosas se agravaron cuando en 1641 se expulsó de China a todos los misioneros, menos a los jesuitas; el dominico expulsado Juan B. Morales acudió a Roma y denunció los ritos chinos promovidos por los jesuitas como idolátricos, por lo que la Congregación de Propaganda Fide los condenó en 1645. Los jesuitas recurrieron y así comenzó una interminable polémica, entre defensores y adversarios de los ritos chinos, que terminó un siglo después con Benedicto XIV. La historia de la condena a los ritos chinos es rica en antecedentes. En diferentes ocasiones los papas los reprobaron: Inocencio X (1645) prohibió el uso de estas prácticas; Clemente XI (1704, 1710, y con la Constitución Ex illa die de 1715) los prohibió insistentemente y exigió de los misioneros un juramento de obediencia a la constitución de condena; hasta que por fin el papa Benedicto XIV, con su bula Ex qua die del 11 febrero de 1742, zanjó definitivamente la cuestión condenando los llamados ritos chinos e impuso a los misioneros un juramento categórico de fidelidad. En esta bula pueden leerse frases y acusaciones muy duras contra los jesuitas, a los que se tacha de desobedientes y capciosos. El papa Pío XII abrió, entre 1935 y 1939, el debate sobre la licitud de aquellos ritos y, el 8 diciembre de 1939, declaró oficialmente la licitud de los mismos, posición que selló con la Encíclica Summi Pontificatus (v. n. 35), comenzando por los ritos para la Manchuria, Japón, China y, en 1940, permitió los ritos de la India y anuló el juramento impuesto por Benedicto XIV.
Cabe destacar la cantidad de documentos condenatorios, el juramento de obediencia, las duras expresiones pontificias y la vigencia por casi tres siglos de las condenas a estos ritos. Con todo, notemos las palabras del decreto de 8 dic. 1939, redactado por la Congregación de Propaganda Fide: “Es ya conocido cómo en las regiones de Oriente, algunas ceremonias, ligadas quizá antes a ritos gentiles, en la actualidad, por el cambio secular de las costumbres y de los ánimos, conservan unsentido civil tan sólo, de piedad para con los antepasados, de amor a la patria, o de cortesía para con los demás». El decreto se había hecho después de una consulta a la República china que afirmó que los ritos no tenían significado religioso.
Estamos ante un juicio moral particular que ha cambiado instrínsecamente, sin afectar la inmutabilidad del principio expresado en la premisa mayor del silogismo. La mutación se da en la premisa menor, condicionada por elementos variables en el tiempo (“en la actualidad”, diferente de “antes”), debida a nuevas circunstancias temporales (“cambio secular de las costumbres”), que alteran el significado de los ritos e impiden considerarlos como ceremonias idolátricas o supersticiosas.
III. Actitudes ante la reforma de lo reformable. Cuando se produce una alteración de la disciplina o de las aplicaciones concretas de la doctrina católica es posible una actitud motivada en el prejuicio cronolátrico, que describiera con acierto Maritain en su libro “El campesino del Garona”. Una de las formas de este prejuicio es el hodiernismo (el culto al hoy, hodie): se basa en la convicción a prioride que “cualquier tiempo pasado fue peor”. El progreso sólo es posible en la medida en que se abandona el pasado, malo por definición, y se repudian las tradiciones. La norma suprema del hodiernismo es “estar al día”, porque lo bueno es “lo actual”. Y lo malo, es “lo pasado”, que por el mero hecho de serlo debe ser considerado como “ya superado”. Otra de las formas que puede asumir el prejuicio cronolátrico es el preterismo (el culto al pasado, praeteritus) que es una actitud formalmente idéntica, en la que cambia el objeto material, basada también en una convicción a priori: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Para el preterismo poco importa que lo nuevo implique un verdadero progreso, un positivo enriquecimiento; se lo rechaza por no ser idéntico a lo precedente.
Ambas actitudes son erróneas porque implican una suerte de fijismo que cristaliza lo que por naturaleza es contingente y mutable. A veces, la disciplina eclesiástica o el Magisterio han reforzado -tal vez sin quererlo- estas actitudes fijistas. Así ha ocurrido cuando, por ejemplo, para consolidar una reforma se ha prohibido toda clase de discusión y crítica sobre ella. O bien cuando no se ha tratado de dar suficientes explicaciones sobre la naturaleza del cambio y los motivos que lo justifican.
La actitud que se pide a los católicos respecto de la disciplina y de las enseñanzas conjugadas con elementos contingentes es una “…voluntad de asentimiento leal” (n.24) que no es incompatible con el pedido de explicaciones e incluso con la sana crítica. Porque existe un derecho de “…los fieles, en relación con sus Pastores, a manifestarles sus necesidades y sus deseos (c.212 § 2). A este derecho (Christifidelibus integrum est) corresponde el deber de la jerarquía de escuchar y prestar la debida atención a las peticiones, necesidades y deseos de los fieles que les están encomendados. Se trata de una consecuencia y derivación lógica de su misión servicial (LG 32 y 37). La realización práctica de este derecho y deber deberá establecerse con normas concretas y prácticas, acomodadas a personas, tiempos y lugares. Pero no puede quedar en mera proclamación de un principio. Es claro que el derecho de los fieles a ser oídos en sus peticiones y deseos no lleva consigo la obligación de acceder, siempre y necesariamente, a todo lo que se les pide. Pero, al menos, parece que, salvo casos excepcionales, tienen derecho a una respuesta razonada… La manifestación sensata y respetuosa de la opinión en la Iglesia debería ser un hecho de vigencia normal, sin exagerados miedos a que puedan afectar a la unidad de la Iglesia y a su estructura jerárquica. Una cosa es la unidad necesaria y otra la uniformidad apersonalista. La manifestación sensata y humilde de la opinión personal y pública en la Iglesia debería presumirse que no afecta a la integridad de la fe, ni carece del debido respeto a la jerarquía, mientras no se demuestre lo contrario, sobre todo si aquello sobre lo que se opina está fuera de lo dogmático y entra dentro de lo opinable y de lo discutible.” (Profesores de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad de Salamanca. Derecho canónico. BAC, Madrid: 2006. Tomo I,  ps. 168-169).


P.S.: cabe anticiparse a una objeción a esta entrada. Desde lo que Gherardini ha denominado como asunción acrítica y celebrativa del Vaticano II todas las novedades del Vaticano II podrían reducirse a disciplina eclesiástica y/o aplicaciones concretas de doctrinas definitivas. Sin duda, algunas de las novedades del último Concilio pueden reducirse a estas dos categorías; y su dogmatización indebida es un error de perspectiva teológica que contribuye al agravamiento de los problemas ya por todos conocidos. Pero no todas las novedades conciliares encuadran en estas categorías. Cabe mencionar, por ejemplo, las enseñanzas del último Concilio referidas al Colegio Episcopal como sujeto de la suprema potestad en la Iglesia: son de índole doctrinal y abstracta, cualquiera sea el juicio que merezcan sobre su homogeneidad. 
FUENTE: InfoCaótica

Teología de la liberación continúa camino hacia su plena rehabilitación: Levantada suspensión de D'Escoto.




Noticia en Secretum Meum Mihi, 04-Ago-2014.
Primero esta información de agencia EFE, Ago-04-2014, la cual se basa en un reporte de Radio Vaticano en italiano. En realidad la primera información la proporcionó el sitio Christian News Wire el pasado Viernes.

El Papa Francisco ha dado su consentimiento para que se levante la “suspensión a divinis”, que le impedía entre otras cosas dar misa, del sacerdote y exministro de Exteriores de Nicaragua Miguel d'Escoto Brockmann, de 81 años, informó hoy Radio Vaticano.

El religioso que pertenece a la Congregación misionera Maryknoll, había sido suspendido por Juan Pablo II en 1984 tras su entrada en el Gobierno sandinista de Nicaragua.

Según Radio Vaticana, D'Escoto escribió una carta al papa Francisco para expresarle su deseo de volver a celebrar la Eucaristía “antes de morir”.

El pontífice argentino aceptó la revocación de la “suspensión a divinis” y pidió al superior general de la congregación que siguiese el proceso de reintegración del sacerdote nicaragüense.

El decreto de suspensión supone la exclusión del sacerdote de todo trabajo pastoral con los fieles, se le prohíbe la celebración de la Eucaristía y de la confesión a los fieles.

Su colaboración con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) comenzó en 1975 a través del Comité de Solidaridad en los Estados Unidos.

Al triunfar la Revolución Sandinista, D'Escoto fue llamado por la Junta de Reconstrucción Nacional para ser ministro de Exteriores.

Tras el regreso al poder del presidente Daniel Ortega en enero de 2007, fue nombrado asesor para asuntos limítrofes y de relaciones internacionales.
Ahora bien, este mártir de los tiempos modernistas modernos ha salido a hablar. El periódico La Prensa reseña palabras suyas dichas “a medios oficialistas”.

Descoto: Mi sanción fue un abuso de autoridad

Para el sacerdote sandinista Miguel D Escoto, la sanción que le aplicó Juan Pablo II, en 1984 fue un abuso de autoridad del ya fallecido pontífice.

Emiliano Chamorro
edicion.digital@laprensa.com.ni

El padre Miguel D'Escoto, a quien el papa Francisco le rehabilitó la administración de los sacramentos, suspendidos en 1985, por el ya fallecido papa Juan Pablo II, dijo a medios oficialistas que la sanción aplicada por Whojtila, fue un abuso de autoridad.

D'Escoto, de 81 años, recordó que cuando el Vaticano le aplicó la “suspensión a divinis” lloró y que entonces hubiese preferido lo ejecutaran. “Yo lloré con esa noticia. No por mí, sino por lo pequeña que se iba ver mi Iglesia, a la que yo tanto amo y le he dedicado mi vida”, afirmó el cura revolucionario.

Aseguró que Roma le advirtió que abandonara su labor política o le suspendía sus hábitos sacerdotales, sin embargo, aclara D'Escoto, no podía traicionar a su pueblo ni a Daniel Ortega, optando por sus principios revolucionarios.

“Además yo no podía y siempre he querido ser obediente a la autoridad, pero nunca he querido traicionar mi conciencia y yo no pude obedecer por más que quisiera lo que Roma me pedía: porque eso implicaría traicionar a mi pueblo, traicionar a sus legitimas aspiraciones y derechos, traicionar a la revolución popular sandinista, a nuestros héroes y mártires a Daniel y a todos los compañeros que estábamos en la lucha. Entonces, no podía”, comentó el sacerdote.

El cura revolucionario dijo que nunca tuvo rencor ante la sanción que el Vaticano le aplicó en 1985, bajo el papado del hoy San Juan Pablo II.

“En realidad fue un abuso de autoridad (…) y Dios me dio la gracia para cargar esto sin ningún rencor, sin ningún remordimiento y con mucho amor a mi Iglesia”, reiteró el sacerdote.

D'Escoto se comparo a Jesús, al asegurar que seguir los caminos de Jesús “es arriesgarse, porque Jesús, fue el más grande anti imperialista de la historia, quien fue crucificado por ser anti imperialista”.

“Querido pueblo de Nicaragua mi sacerdocio es de ustedes y para ustedes y me alegra volver a celebrar la misa”, dijo Miguel D'Escoto, quien también dio a conocer que hace meses le pidió al cardenal Miguel Obando y Bravo, celebrar misa en su compañía, si sus derechos sacerdotales se le restituyeran.



Y una del "rehabilitado": Dice que el asesino Fidel Castro es un elegido de Dios para llevar el mensaje del Espíritu Santo a Hispanoamérica. Simplemente increíble. Y más increíble que Francisco le hay levantado la sanción a este comunista convicto y confeso:

Habla el marxista rehabilitado: Fidel Castro es un elegido de Dios para llevar mensaje a América Latina.


El rehabilitado D'Escoto sigue hablando ahora que tiene patente de corso. En esta ocasión en un canal televisivo local nicaraguense. Esta es una reseña de agencia EFE, Ago-05-2014.



D'Escoto en al ONU

Managua, 5 ago (EFE).- El sacerdote y excanciller nicaragüense Miguel D'Escoto Brockmann dijo hoy que el líder cubano Fidel Castro es un elegido de Dios para transmitir el mensaje del Espíritu Santo en América Latina.

"El Vaticano puede silenciar a todo el mundo, entonces Dios hará que las piedras hablen y que las piedras transmitan su mensaje, pero no hizo eso, escogió al más grande latinoamericano de casi todos los tiempos: Fidel Castro", declaró el religioso, de 81 años, al Canal 4 de la televisión local.

D'Escoto Brockmann, actual asesor para asuntos limítrofes y de relaciones internacionales del Gobierno del presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, brindó estas declaraciones un día después de que El Vaticano hiciera pública la decisión papal de levantarle la "suspensión a divinis" que le había impuesto el papa Juan Pablo II.

"Es a través de Fidel Castro que el Espíritu Santo nos transmite el mensaje. Ese mensaje de Jesús, de la necesidad de luchar por establecer firme e irreversiblemente el reino de Dios en esta tierra, que es su alternativa al imperio", continuó.

Asimismo, el también expresidente de la Asamblea General de la ONU reveló que el levantamiento de su castigo ocurrió gracias al apoyo del nuncio apostólico en Nicaragua, Fortunatus Nwachukwu, quien le recomendó escribir una carta al papa Francisco para solicitar el cese de la suspensión.

El sacerdote reiteró que su alegría es poder dirigir su primera eucaristía en español, ya que a mediados del siglo pasado se hacía en latín y luego las realizó en inglés.

Durante los casi 30 años que duró su sanción, su trabajo como sacerdote fue limitado a confesar a desahuciados y funciones menores, indicó.

El pontífice dio su consentimiento para que se levante la "suspensión a divinis" que le impedía oficiar la misa a D'Escoto Brockmann, quien pertenece a la Congregación misionera Maryknoll.

El religioso fue suspendido por el fallecido papa Juan Pablo II en 1984, tras su entrada en el Gobierno sandinista de Nicaragua.

El papa Francisco aceptó la revocación de la "suspensión a divinis" y pidió al superior general de la congregación que siga con el proceso de reintegración del sacerdote nicaragüense.

Su primera misa tras el cese de la suspensión todavía no tiene fecha.

D'Escoto Brockmann anunció también que una película sobre su vida recién fue terminada de editar en Italia y que, posiblemente, se presente el 1 de octubre próximo.

"El nombre que le pusieron es 'The problem maker', 'El que le causa problemas al imperio'", dijo el sacerdote, entre risas.

Miguel D'Escoto Brockmann nació el 5 de febrero de 1933 en Los Ángeles (Estados Unidos), fue ordenado en Nueva York en 1961 y se convirtió en uno de los exponentes de la Teología de la Liberación.

Su colaboración con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua comenzó en 1975 a través del Comité de Solidaridad en Estados Unidos.

Al triunfar la revolución sandinista, D'Escoto fue llamado por la Junta de Reconstrucción Nacional para ser ministro de Exteriores.

Tras el regreso al poder de Ortega en enero de 2007, el religioso fue nombrado asesor para asuntos limítrofes y de relaciones internacionales.

Se nota lo arrepentido que estaba para solicitarle al Papa que le levantara la suspensión.

Visto en Secretum Meum Mihi, 05-Ago-2014.


NOTICIAS TOMADAS DE: STAT VERITAS