jueves, 23 de enero de 2014

Notas sobre el liberalismo


Publicamos a continuación, fusionadas en un solo artículo, tres entradas publicadas por separado en el blog InfoCaótica bajo el título de "Tres notas sobre el liberalismo"


El término liberalismo es polisémico. Puede significar ideas muy distintas. Los liberales lo saben, razón por la cual la polisemia les funciona como una herramienta de vulgarización, tanto para la manipulación de interlocutores como para la anulación de las críticas. Así, por ejemplo, tenemos la definición del DRAE: doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual, y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural. Es una definición que no compromete a nada. Hay muchos liberalismos posibles, porque el término puede designar nociones muy distintas: una ideología de cuño racionalista o empirista, que proclama una autoafirmación del individuo frente a la comunidad; una confianza ingenua en los efectos de la libertad externa en la vida social; la pretensión de limitar el poder arbitrario de la autoridad pública; una reacción ante los regímenes totalitarios; una cierta sensibilidad o temperamento favorable a la libertad personal más que una ideología, etc.
Es un recurso común de los liberales, por un lado, postular un conjunto de obviedades con las que nadie que esté en su sano juicio pueda discrepar; y por otro, señalar muchas proposiciones inadmisibles, a las que ninguna persona sensata se pueda oponer; para luego atribuir lo primero al liberalismo y lo otro a sus críticos. 
Es necesario decir lo que es el liberalismo. Y luego, considerarlo críticamente.Trataremos de hacerlo dentro de nuestras modestas posibilidades. Para evitar malentendidos comunes, primero diremos lo que no es liberalismo:
- La defensa de la existencia de la libertad como libre albedrío en el hombre. Esto es claro en los expositores más importantes de la doctrina (Mises, Hayek, etc.). La afirmación de la libertad exterior es paralela a la negación del libre albedrío como potencia natural.
- La designación de gobernantes mediante elecciones.
- Representación política a través de partidos.
- El capitalismo como sistema económico ya que puede no ser liberal.
- No es nota suya, definitoria por exclusiva, defender la necesidad de evitar un estatismo desorbitado o una socialización excesiva; o la mera afirmación de una cierta libertad en el mercado; o la existencia de éste o de la propiedad privada. Ha de tenerse presente que, como doctrina configurada en un momento histórico determinado, no puede definirse, por lo menos sin más aclaraciones, por la afirmación de principios o realidades o elementos conocidos y desarrollados durante el pre-liberalismo. Así, no podrá definírselo por “la existencia del mercado” a secas, sin otra precisión, si antes del liberalismo, por ejemplo en la Edad Media, existieron mercados.
- La transposición a fórmulas doctrinales de la economía real de los países económicamente más desarrollados.
- El rechazo del socialismo o del comunismo. Se puede no ser socialista o comunista y tampoco ser liberal.
- Una teoría económica implícita en la Escolástica Española.
Sin embargo, hay que preguntarse si es dable señalar un principio esencial, fontal, unificador, de los distintos tipos de liberalismo. Algo que sea común, un rasgo compartido por múltiples escuelas y corrientes liberales.
La apelación al nombre es útil para encontrar la nota definitoria:liberalismo proviene de libertadY ello es así porque la nota distintiva esencial está en el principio fontal de todos los liberalismos que sean relativamente coherentes: el principio libertadEl Cardenal Billot hablando del liberalismo religioso, se creyó obligado a “ascender” a este principio unificador; hagámoslo también nosotros con tan prestigiosa guía:
“La libertad es el bien fundamental, santo e inviolable del hombre, contra el cual es un sacrilegio atentar por medio de la coacción; y de tal modo esta misma irrestringible libertad debe ser puesta como piedra inconmovible sobre la cual se organice todo de hecho en la humana convivencia, y como norma inconmovible según la cual se juzgue todo de derecho, que sólo sea dicha equitativa, buena y justa la condición de una sociedad que descanse en el citado principio de la inviolable libertad individual; inicua y perversa, la que sea de otro modo”.
Pero, ¿qué libertad defiende el liberalismo? Sigamos con el mismo autor:
"La libertad de la que tratamos ahora no es... la facultad del libre albedrío, consistente en el dominio de la voluntad sobre sus actos... De esta libertad, que es libertad de necesidad intrínseca, que lleva consigo obligaciones de conciencia y que nos hace observantes de la ley moral, el liberalismo no se ocupa, y tanto no se ocupa que la mayor parte de sus secuaces son puros materialistas, que no reconocen en el hombre sino los principios del movimiento espontáneo, según el instinto y la determinación de la naturaleza. En todo caso, admitan o no el libre albedrío en su sentido propio y metafísico, no hacen de él en cuanto tal su ídolo, sino de la facultad de usar de la propia actividad, cualquiera sea ella, sin ninguna coacción exterior que impida su autónoma expresión”.
En resumen: la libertad axial para los liberales es la libertad de coacción externa sólo limitada por los derechos individuales de los demás. Bien lo expresa Alberto Benegas Lynch (h.) en el video que ilustra nuestra entrada: el liberalismo es el respeto irrestricto de los proyectos de vida de los demás, es decir a una esfera de autonomía intocable mientras no afecten los derechos de terceros.
Aun suponiendo que pudiéramos subsistir sin la sociedad, de todos modos ésta es para nosotros imprescindible medio de perfección. Como dice el maestro hispano José Corts Grau, “la técnica, la afectividad, la difusión del saber, el ejercicio de las virtudes, etc. postulan convivencias profundas”, y “por vigorosa que sea nuestra personalidad, no nos bastamos; esa personalidad, en rigor, se ha nutrido antes y sigue asimilando después incontables jugos sociales”.
Por ello, el hombre ha de buscar el bien común como su mejor bien personal y subordinarse a él también en el uso de su libertad exterior. Todos los derechos, sin excepción, se ejercen legítimamente en la intensidad y el modo convenientes al bien común. Así, por ejemplo, un bien económico, mueble o inmueble, puede legítimamente expropiarse, de modo que su actual propietario pierda el dominio de él, cuando tal cosa sea exigida por la autoridad pública, por ser necesaria para el interés general (v.gr., un campo para construir una represa); la libertad de expresión no ampara la producción de pornografía; el derecho a comerciar no hace lícita la venta de órganos no renovables; el derecho a profesar el culto puede ser limitados por razones de salud pública. Otro ejemplo: el mismo derecho de gobernar de un presidente o un rey que han sido derrocados ilegítimamente se pierde siempre que el intento de reconquistar el poder o la perturbación del nuevo régimen de facto sean dañosos para el bien de la comunidad.
El bien común político es un concepto general que comprende la salud pública, la tranquilidad pública, la defensa exterior, la moralidad pública, la concordia, la seguridad jurídica, la utilidad general en todos sus aspectos... 
La doctrina de la primacía del bien común es decisiva para una comprensión cabal del problema que plantea el liberalismo. La doctrina liberal se opone a esta limitación de las pretensiones del individuo por parte de la comunidad. Y así  el bien común no es límite interno de todo derecho subjetivo sino que son las libertades exteriores las que agotan el contenido del bien común. La primacía del bien común no significa aprobar la conculcación de bienes fundamentales de la persona por declarados motivos de utilidad social, o por el provecho del mayor número. El bien común, dado que no tiene un contenido meramente económico, sino que es éticamente valioso, entraña el debido respeto y protección de los bienes fundamentales de todos y cada uno de los miembros de la sociedad política.


P.S.: recomendamos el trabajo de Guido Soaje Ramos, El fin de la comunidad política para el Aquinate: ocho tesis que puede bajarse aquí:

http://es.scribd.com/doc/89821602/8-tesis-sobre-el-bien-comun-politico-Guido-Soaje-Ramos

http://www.filedropper.com/soajeramos-8-tesis-sobre-el-bien-comun-politico






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