jueves, 23 de enero de 2014

El himno de nuestro tiempo






Cambalache

Letra y música: Enrique Santos Discépolo, 1935


Que el mundo fue y será 
una porquería, ya lo sé. 
En el quinientos seis 
y en el dos mil, también. 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafaos, 
contentos y amargaos, 
barones y dublés. 
Pero que el siglo veinte 
es un despliegue 
de maldá insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcaos en un merengue 
y en el mismo lodo 
todos manoseados. 



Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio o chorro, 
generoso o estafador... 
¡Todo es igual! 
¡Nada es mejor! 
Lo mismo un burro 
que un gran profesor. 
No hay aplazaos ni escalafón, 
los inmorales nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro roba en su ambición, 
da lo mismo que sea cura, 
colchonero, Rey de Bastos, 
caradura o polizón. 



¡Qué falta de respeto, 
qué atropello a la razón!;
Cualquiera es un señor, 
cualquiera es un ladrón... 
Mezclao con Stravisky 
va Don Bosco y La Mignon, 
Don Chicho y Napoleón, 
Carnera y San Martín... 
Igual que en la vidriera 
irrespetuosa 
de los cambalaches 
se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remache 
ves llorar la Biblia 
junto a un calefón. 



Siglo veinte, cambalache 
problemático y febril... 
El que no llora no mama 
y el que no afana es un gil. 
¡Dale, nomás...! 
¡Dale, que va...! 
¡Que allá en el Horno 
nos vamoa encontrar...! 
No pienses más; sentate a un lao, 
que ha nadie importa si naciste honrao... 
Es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey, 
que el que vive de los otros, 
que el que mata, que el que cura, 
o está fuera de la ley...

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